El “mapa” del poder económico en
los medios de comunicación en Uruguay
legislaciones.amarc.org/CD/cd/anexos/Anexos%201.4a.doc
Primer Parte
MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MONTEVIDEO
Ec. Luis Stolovich
1. INTRODUCCIÓN
Este informe es el resultado de una investigación promovida por AMARC y Redes-Amigos de la Tierra, que buscó generar una información sistemática acerca de la estructura de los medios masivos de comunicación en Uruguay, tal que permita contribuir a una reflexión y a un debate público acerca de las políticas comunicacionales del país. El objetivo específico de la investigación fue, mediante la actualización de una obra pionera en la materia , construir un “mapa” de:
- los grupos económicos y empresariales que controlan la propiedad y el usufructo de los medios masivos de comunicación;
- sus respectivas relaciones de dependencia y de interacciones económicas y de flujos comunicacionales.
La investigación fue ejecutada por MC Consultores, por medio de un equipo de investigadores integrado por Gabriel Romano, Deborah Lima, Sylvia Barreiro y Luis Stolovich.
Este primer informe refiere al poder económico en los medios masivos de comunicación de la capital del país, si bien ese poder se extiende –de diversas maneras- al Interior del país. En efecto, los principales grupos económicos con base en Montevideo extienden su poder económico y su influencia comunicacional al resto del país. Esta cuestión será abordada en la segunda fase de esta investigación, cuyo objeto será el Interior del país.
El Informe incluye un primer capítulo de carácter conceptual, que define las principales categorías del análisis económico y de poder de los medios masivos de comunicación. Un segundo capítulo analiza una perspectiva general de la estructura del poder económico en los medios masivos. Un tercer capítulo describe detalladamente a los diferentes agentes que forman parte de esa estructura de poder y los cambios que han experimentado en la última década. El último capítulo analiza las relaciones de dependencia económica y de flujos comunicaciones que están más allá de las simples relaciones de propiedad.
2. CONCEPTOS BÁSICOS
Los medios masivos que hoy dominan las comunicaciones sociales son el resultado de un acelerado proceso de progreso tecnológico y se han constituido en lo que se denominan industrias culturales –cuyo funcionamiento económico responde a reglas específicas. La publicidad es una de las piezas claves en este funcionamiento. Por otra parte, las diversas funciones de los medios (económica y simbólica) pueden llegar a ser contradictorias. La comprensión de cuál es el poder económico que controla los medios exige distinguir las relaciones de propiedad de otras formas de control –en particular de los flujos comunicacionales- e incorporar ciertas categorías como los Grupos Económicos.
Tales aspectos son analizados, suscintamente, a continuación.
2.1. Progreso tecnológico de las comunicaciones masivas
La prensa fue el primer medio de comunicación masiva. Cobró importancia desde fines del siglo XVIII en Europa. Los tirajes se elevaron a decenas de miles de ejemplares y aparecieron periódicos en todos los países. La Revolución Francesa fue el factor principal que favoreció la generalización de la lectura de periódicos al establecer la libertad de prensa y otorgar un papel político a la opinión pública. Entre 1830 y 1865 nacieron los primeros grandes periódicos modernos, basados en una producción de tipo industrial y en la publicidad como fuente financiera. En 1849 se inventó la rotativa, cuyo perfeccionamiento permitiría ediciones de cientos de miles de y ejemplares con bajos precios de venta: el diario barato convirtió a la prensa en un medio de masas y en soporte de los mensajes publicitarios. Entre fines del siglo XIX y comienzos del XX tuvo lugar el desarrollo de la publicidad en diarios, tanto en Europa como en EE.UU.
Sucesivos descubrimientos científicos en el curso del siglo XIX crearon las condiciones técnicas para la aparición, en el siglo siguiente, de otro medio masivo de comunicación: la radio, de naturaleza electromagnética. La radiodifusión, desde sus primeros años, intentó explotar su característica esencial: la rapidez, la inmediatez en la transmisión de la información. Implicó una mayor complejidad en las comunicaciones, al enlazar un “centro de producción” (estudio) con un “centro de transmisiones” y los aparatos “receptores’ cuya fabricación originó nuevas actividades industriales.
La televisión, nacida en la década del treinta en los países más avanzados tecnológicamente, desarrollada sobre la base de la electrónica, revolucionó los sistemas de comunicación masiva. Su gran atractivo es la transmisión simultánea de imagen y sonido. A partir de la posguerra tendió a desplazar a los restantes medios. Con la instalación de los satélites de comunicaciones, la televisión se transformó en un medio que, casi instantáneamente, conecta cualquier punto del globo terráqueo con las fuentes de emisión de la información.
Las telecomunicaciones se transformaron entonces en el principal medio de comunicación masiva a escala mundial.
"La televisión se ha constituido en el centro articulador de las dinámicas culturales en las sociedades contemporáneas. Su irrupción como medio de comunicación no ha hecho desaparecer a ningún otro medio; pero ha reubicado a cada uno de ellos dentro del espacio que le ha otorgado la cultura de masas" .
La televisión comercial comenzó a desarrollarse masivamente durante la década del '40 en Estados Unidos. Era una televisión aérea y abierta que transmitía en la banda VHF (Very High Frecuency), la cual en teoría permite el uso de hasta 12 canales. Esta televisión se podía recepcionar sin abonar nada por su uso. Al principio, las transmisiones se hacían en directo, lo que fue revolucionado durante la década del '60, con la aparición del video.
Pero el cambio más importante, en la forma de explotar este medio, lo constituyó la llegada durante la década del '50 de la TV para abonados. Originalmente, se trataba de una antena que captaba señales de TV abierta -señales que no llegaban antes por la distancia o los accidentes geográficos-, las cuales eran luego distribuidas, a través de un cable, a los hogares que estaban conectados.
Más adelante, comenzaron a aparecer señales exclusivas para TV para abonados, lo que estimuló el uso de la nueva tecnología en las grandes ciudades.
Junto con la TV Cable se desarrolló otra modalidad de TV para abonados: la TV aérea codificada. Este sistema implica la transmisión de señales distorsionadas, las cuales para ser recepcionadas requieren de un decodificador que las recomponga. La transmisión de señales aéreas codificadas puede hacerse a través del sistema UHF (canales 14 al 83), o a través de los sistemas de microondas (MMDS o MLDS). También se ha desarrollado la televisión codificada satelital, en el cual las señales se transmiten desde un satélite directo al hogar, en donde las mismas se recepcionan mediante el uso de una pequeña antena parabólica y de un decodificador.
Otras innovaciones de importancia se han desarrollado en la tecnología de los receptores, desde la aparición del modelo norteamericano de TV color aún vigente (NTSC) en la década del '50 y su similar europeo (PAL), hasta las investigaciones japonesas a partir de la década del '70, para imponer un nuevo standard de alta definición (HDTV), modelo este último que no ha logrado imponerse aún.
Sin embargo algunos analistas vaticinan que las transformaciones tecnológicas en la TV no correrán fundamentalmente por el lado de mejoras en la imágen: "El crecimiento de la computadora personal se está produciendo con tanta rapidez, que la televisión del futuro será la PC" .
Avalan esta visión el desarrolló vertiginoso que han tenido en los últimos años las múltiples "megafusiones" entre empresas fabricantes de hardware y software, con empresas de TV Cable y con empresas de telecomunicaciones, desarrollándose las llamadas "autopistas de la información" donde convergen servicios de televisión, telefonía y computación. En la misma línea encontramos el desplazamiento del cable coaxial de cobre, por la fibra óptica, que permite mayor traslado de información, y el desarrollo de nuevos servicios como el pay per view (pague para ver), el video on demmand, la televisión a la carte, etc., los cuales podrían convertirse en los primeros pasos hacia una televisión "interactiva", donde el espectador no sólo reciba mensajes sino que también los emita.
La tendencia hoy dominante es la de la “convergencia”, sustentada por el rápido desarrollo de las tecnologías de la información (TI), que desdibuja cada vez más las fronteras que han separado tradicionalmente los diferentes mercados, como las telecomunicaciones y la radiodifusión, por ejemplo. El proceso de convergencia conduce a las empresas que operan en diferentes segmentos del mercado de las comunicaciones a presionar para ingresar a los demás mercados de las comunicaciones, como operadores de redes y/o proveedores de servicios. Esta tendencia, naturalmente, encuentra en primer lugar a las mayores corporaciones del sector.
Al provocar la caída de las barreras tecnológicas entre los sectores de audiovisual, de informática y de telecomunicaciones, la digitalización de información tiende a hacer converger esos tres sectores. Las cadenas de televisión, los productores de programas y de contenidos, los poseedores de infraestructuras de comunicación (telecomunicación, cable, satélite, etc.), los productores de equipamientos de informática y de software, las empresas prestadoras de servicios (informaciones, reservas de viajes o de transporte, bancos, etc.) se encuentran en los mismos mercados, o en mercados que se interpenetran. Cada uno de esos actores desenvuelve estrategias dependientes de su origen sectorial (TV o telecomunicaciones) y de su envergadura.
2.2. Los medios masivos de comunicación como industria cultural
Los medios masivos de comunicación se han constituido en industrias culturales –y la de la televisión en particular, forma parte del complejo audiovisual (junto al cine, el vídeo, etc.).
La cultura, y por tanto la producción de productos culturales, es un proceso social de producción simbólica. Dicha producción devino mercantil, sobre todo en el curso del siglo XX.
Para que la "obra" resultante de la creación simbólica se transforme en "producto cultural", es necesario un reconocimiento colectivo o social. Es mediante este reconocimiento por parte de "los otros" que asume la categoría y la calidad de ser un producto cultural y no meramente un acto creativo.
En el curso del siglo XX los "productos culturales" -que implican una relación social entre sus creadores y sus receptores/ consumidores- comenzaron a transformarse en mercancías. El reconocimiento social de la creación simbólica pasó a operar por medio del mercado. Y el acceso a la cultura pasó a depender de la capacidad de pagar su valor en el mercado. La producción simbólica devino producción mercantil simbólica.
Los productos audiovisuales -en cuanto mercancías culturales- son bienes y servicios de consumo final demandados por las personas para su consumo en el tiempo libre. El consumo cultural está asociado, en gran medida, al uso del tiempo libre de las personas.
El producto cultural resultante de este proceso de mercantilización se caracteriza por una dualidad: es una mercancía -como dimensión económica- y sus contenidos son simbólicos -con implicancias ideológicas-. En tal sentido, la producción cultural cumple una doble funcionalidad.
Por un lado, en tanto producción simbólica, coadyuva a la reproducción ideológica de la sociedad. Por otro lado, el proceso de creación- reproducción- difusión- consumo- atesoramiento de la cultura se ha transformado en un proceso económico, que está en el corazón de la acumulación de capital contemporánea, y que obliga a considerar a la cultura en una nueva dimensión: la económica.
Con la emergencia y expansión de la televisión –y de otros medios masivos de comunicación- se complejizó la mercancía cultural porque estos medios producen dos tipos de mercancías. En principio, el producto básico de una radio o de un canal de televisión es la emisión de su programación en cuya elaboración las obras de creación simbólica, ya sean musicales, teatrales, fílmicas, etc. son un insumo fundamental.
Pero simultáneamente, los medios de difusión masiva producen espectadores. La mercancía audiencia es un bien muy particular ya que para constituirse en espectador se requiere que el público consumidor elija convertirse en tal. Las cualidades de la programación atraerán a un número determinado de espectadores. Este producto, la audiencia, es vendido a empresas que tienen la necesidad de avisar sus productos y pueden contratar espacios de publicidad en los programas, de manera que los empresarios de radio y televisión obtendrán un retorno económico de su actividad.
El producto televisivo tiene las siguientes características :
a) Se trata de un servicio inmaterial que adopta la forma de programa continuo -emiti-do o teledifundido unidireccional, efímero, de contenido variado, de obsolescencia inmediata y apto a una recepción múltiple en la medida de la extensión del parque de aparatos.
b) La radio y la televisión son medios que por sus características técnicas tienen la pecu¬liaridad de la instantaneidad siendo su lengua¬je el “directo”. A pesar de ello los pregraba¬dos conforman un alto porcentaje de la progra¬mación, lo que no se explica sólo por la apari¬ción del magnetófono a finales de los 40, y del “videotape recording” (VTR) en los 60, sino por el cuidado de los medios en definir y con¬trolar la producción. Aunque ello redunde en una aparente mayor calidad y elaboración, supone la separación definitiva del aparato res¬pecto al medio social y la constitución de la ra-diotelevisión como un gran distribuidor de pro¬gramas de otras industrias culturales.
c) La radio y la televisión constituyen me¬dios de segundo grado en un alto porcentaje de sus emisiones. Absorben producciones de otras industrias como mercado primario (res¬pecto a producciones videográficas en formato profesional), secundario (cine) o como marco promocional (disco y videoclip). La radio y la televisión suponen escaparates y ámbitos de ex¬hibición de otras industrias culturales. Esta característica permite la subordinación de las otras industrias audiovisuales, que pasan al pa¬pel de industrias oferentes al monopsonio u oligopsonio radiotelevisivo, con un papel de in-dustria-guía, ordenadora y motor de las otras industrias culturales y medio preferente publicitario de las grandes compañías anunciantes.
d) Por efecto del mercado internacional de programas, las necesidades publicitarias y la búsqueda de incrementos de productividad, la programación se estandariza internacionalmen¬te así como los tipos de productos (géneros) permitiendo una comparación de condiciones de valorización, estándares de calidad, minuta¬jes, ritmos. La absorción de los programas im¬portados (en televisión) o la emulación de las fórmulas exitosas en los mercados pilotos (en radio y televisión), se expresan en el abando¬no de la producción original, experimental y de obra única; en suma, en la marginación de la programación de autor y de impronta cultural nacional, que se destierra a los canales llama¬dos culturales, caso de que existan. Este fenó¬meno se produce en beneficio de realizaciones rápidas con control presupuestario, la seriali-zación apta al mercado nacional e internacio¬nal, el “collage” (magazines), etc.
El desarrollo tecnológico hizo emerger nuevas modalidades de la televisión, que se agregaron a la TV abierta: la televisión de pago analógica, la televisión satelital y la televisión digital.
La televisión de pago introdujo una nueva dinámica económica para la TV, al recurrir a una nueva y poderosa fuente de financiación, de más rápido crecimiento y mayor estabilidad que la publicidad. Con la Cable Era se inició un cambio profundo en la cadena del valor, con la separación consiguiente entre continente y contenido y entre empaquetado y distribución .
La televisión de pago se ciñó originalmente a la gestión de una oferta y tarifas únicas, que limitaban su estrategia a la simple expansión y conservación de la cartera de abonados (churn rate). Posteriormente, sobre todo en los países donde alcanzaba una gran implantación, se desarrollaron modalidades que complejizaron la oferta, en busca de un número creciente de abonados que fuera emigrando hacia los niveles más altos y caros del servicio (expanded cable, ofertas premium) .
La masificación de la televisión de pago permitió aprovechar, de forma secundaria pero importante, su creciente atracción de audiencias para captar inversión publicitaria.
La televisión de pago es, principalmente, una actividad de transporte y distribución de señales, y a diferencia de las emisoras tradicionales no exige de grandes equipos humanos.
Los satélites posibilitaron el desarrollo de una nueva modalidad de pago: la televisión satelital.
La digitalización, por su parte, transformó profundamente la producción y la difusión televisiva. “En el campo de la producción audiovisual, la digitalización de la seña1 televisiva se ha ido implantando progresivamente en las fábricas te¬Ievisivas, con notables promesas de abaratamiento de costes, de aumento de la movilidad y flexibilidad y, sobre todo, de incremento de la productividad, aunque sus efectos no sean tan visibles para el espectador: Desde la miniaturización y perfeccionamiento de las unidades móviles (ENG) hasta los avances del grafismo electrónico y de los efectos especiales; des¬de el archivo cada vez más potente de imágenes digitalizadas hasta la posproducción digital, capaz de utilizar y mezclar gráficos y textos, audio y vídeo en un solo puesto productivo (Electronic News Production Sys¬tem); y, complementariamente, el perfeccionamiento de las propias teleco¬municaciones para el envío de la señal punto a punto” .
“El nacimiento oficial de la televisión digital está ligado al lanzamiento de plataformas televisivas por satélite digital directo al hogar (DTH) y más tarde de la reconversión del cable y del nacimiento de la DTT (Digital Terrestrial Televisión) en una rápida secuencia que arranca en los años noventa” .
La televisión tiene la doble particularidad de ser una industria en sí misma (productora y exhibidora al mismo tiempo) y ser un medio subcontratante para otras industrias. Por lo mismo, no se da como en otras ramas sólo una competencia entre productores/ emisores de la misma rama, sino que en su interior se da la competencia entre productores de las otras ramas que le suministran (disco, vídeo, etc.) .
2.3. La publicidad
La publicidad es uno de los factores claves del funcionamiento económico de los medios masivos de comunicación: el financiamiento de la televisión abierta comercial, de la radio y de la prensa –en una alta proporción- depende de la publicidad; pero incluso en sistemas como los de televisión para abonados, en que el ingreso fundamental proviene de los pagos de los abonados, la publicidad juega un papel creciente en la rentabilidad de los operadores de dichos sistemas.
La publicidad constituye un servicio comunicacional necesario para dar a conocer con amplitud a la sociedad en su conjunto o a grupos específicos de la misma, la realización de ciertos eventos, la adopción de ciertas precauciones, la existencia de ciertos productos o servicios, etc.
Pero para las empresas, en particular para aquellas que promueven los bienes y servicios que ofrecen, los mensajes de los medios tienen un valor de uso específico: los informativos y otros programas no importan tanto ni fundamentalmente por el interés y la calidad de su contenido, sino en tanto y cuanto al atraer la atención de una fracción significativa de la población potencialmente consumidora, posibilitan que el mensaje publicitario llegue más ampliamente -y la correspondiente inversión de los anunciantes sea más eficiente -. De ahí la importancia de los ratings.
Para las empresas anunciantes la programación, o el contenido, de los medios es el envoltorio necesario para la publicidad de sus mercancías, lo que no significa que sean indiferentes a las características del "envoltorio" (medio difusor, tipo de programa, etc.) y a qué tipo de público atraen: la publicidad en los medios no sería posible si no estuviera asociada a ciertos programas, a ciertos contenidos; salvo circunstancias muy particulares, nadie compraría un diario o encendería un televisor sólo para recibir propaganda. En suma, para los anunciantes los medios no son más que un valor de uso (máquinas de vender), pero que requieren un intermediario: otro valor de uso que es el atractivo para el público (el programa, la información, etc.) .
Pero el valor de uso que es la publicidad para las empresas anunciantes, deviene necesariamente en precio, en gasto. Los medios de comunicación masiva pasan a ser explotados por empresas capitalistas que le brindan a otras empresas capitalistas un servicio, el de emisión de publicidad, a cambio de un precio -la situación no cambia sustancialmente cuando el que vende ese servicio es una empresa o repartición estatal -. Se establece una relación de intercambio económico: las empresas explotadoras de los medios venden espacios de publicidad, asociados a ciertos contenidos o programas, que son comprados por las empresas anunciantes; las empresas de los medios emiten contenidos, pero asociados a la publicidad que venden envuelta en esos contenidos: la "valorización" económica de un programa o una página, para los anunciantes, radica en la posibilidad de ser recibidos por la audiencia (o los lectores), con independencia relativa de sus contenidos o por su calidad intrínseca. No es la utilidad social sino la expectativa de ganancias la motivación fundamental de estas empresas. Publicidad -envuelta en ciertos contenidos- es la fuente principal de apropiación de valor por parte de las empresas de los medios; en el caso de las editoras de diarios, semanarios o revistas, existe una fuente adicional de apropiación que es la venta de ejemplares. Para las empresas anunciantes el precio -el gasto en publicidad- es un costo necesario para afrontar la competencia capitalista, ampliar el mercado y/o acelerar la rotación del capital .
Existen entonces diversas relaciones implicadas en las emisiones de los medios :
* relaciones entre empresas -eventualmente participa el Estado-: unas venden un valor de uso (la publicidad) que otras compran a cambio de un precio determinado. Frecuentemente en esta relación de compra-venta participa un intermediario -la agencia de publicidad-, a la vez que se requieren ciertas actividades productivas (producción de películas, diapositivas, etc.) necesarias para la emisión de la publicidad. Este precio cobrado por el vendedor (el medio de comunicación) depende de la eficacia potencial de la publicidad que, a su vez, forma parte de las:
* relaciones entre los medios (empresas y Estado) y el público receptor: salvo el caso parcial de la venta de periódicos, la relación no es directamente económica. Los medios brindan un valor de uso (información, programas, etc.) para acceder al cual el público debió realizar una compra previa: un periódico o un aparato receptor -en cuyo caso la relación de compra-venta no es directamente con el medio emisor-. Ese valor de uso es el intermediario necesario de otro valor de uso, que es el posibilitar las:
* relaciones entre las empresas anunciantes y el público receptor: los medios operan como intermediarios de esta relación, que no teniendo -en general- una utilidad directamente social, permite a aquellas empresas inducir al consumo por parte del público de las mercancías o servicios que ofrecen. La relación es directa e indirectamente económica:
1. directa, porque en definitiva la publicidad la paga el consumidor en el precio del producto;
2. Indirectamente, si el mensaje publicitario es exitoso, a posteriori de su recepción un segmento del público orientará una fracción de sus ingresos a la adquisición de los bienes y servicios promovidos aumentando las ventas de las correspondientes empresas productoras y/o comercializadoras. Si la economía fuera poco dinámica, con el consumo global creciendo poco o no creciendo, el efecto de la publicidad es un desvío del gasto desde unos consumos a otros, beneficiando a las empresas anunciantes y perjudicando a otras -que ven disminuir sus ventas-.
El discurso legitimador de la publicidad es contradictorio, porque debe sostener simultáneamente dos tesis en oposición. Debe afirmar que el destinatario del mensaje publicitario es libre de elegir entre un producto y otro (para tranquilizar a los consumidores) y debe a la vez postular que la exposición repetida a mensajes atractivos, sugestivos o simplemente nemotécnicos o de percusión, promueve las conductas deseadas de consumo (para convencer a los empresarios anunciadores).
Es entonces en el marco de ese juego de relaciones que se crean, económicamente, los espacios para la difusión de ciertas producciones culturales en los medios masivos de comunicación.
2.4. Contradicciones entre funciones
Como productores y difusores simbólicos, los medios son uno de los vehículos de la difusión ideológica, aunque ese no es su carácter propio, intrínseco Los medios son aparatos de información educación y entretenimiento La transferencia de información y diversión es discursiva –audiovisual o gráfica- y como todo discurso implica una construcción de la realidad, una forma de interpretar los hechos y otorgarles un significado. En esa construcción se integran, consciente o inconscientemente, valores, convicciones, códigos de conducta, etc. Pero esa construcción que realizan quienes emiten mensajes por medio de la radio, la televisión y las publicaciones, es reconstruida por los receptores en ciertas condiciones sociales (ambiente familiar, de clase, cultural, etc.) y en un terreno ideológico preexistente.
Dada esa función de los medios, los mismos se transforman en uno de los instrumentos más importantes de la luchas sociales, políticas, ideológicas y culturales. A ese papel de los medios masivos de comunicación se arriba en un proceso en el cual influyen decisivamente el modo de acceso a la propiedad o el control de los medios y la condición de “masividad” que les es intrínseca.
a. El acceso a los medios masivos de comunicación –ya sea a su propiedad o a su control y explotación o a los espacios que brindan- es diferencial en la sociedad. Ni todas las clases o grupos sociales, ni todas las corrientes de pensamiento, ni todos los individuos, tienen las mismas posibilidades de acceso.
Uno de los principales factores diferenciadores es el poder económico: poseer o explotar un medio o acceder a sus espacios, dependiendo del tipo de medio y de su tamaño e influencia, requiere en la sociedad capitalista de la disponibilidad de dinero; la desigual distribución de los recursos económicos en la sociedad trae consigo la desigualdad de oportunidades en el acceso a los medios. Pero el control y la regulación estatales, en particular en el caso de los medios electrónicos, y los diferenciales vínculos con el Estado por parte de personas, grupos, clases, partidos, etc. se convierte, aun en una sociedad democrática, en una fuente adicional de diferenciación en el acceso a los medios.
Las clases económicamente dominantes y las fuerzas dominantes en el Estado, que suelen coincidir y/o articularse, son quienes están en mejores condiciones para acceder a los medios y utilizarlos para reforzar su dominación, propagar -deliberada o inconscientemente- las ideologías que estimen más propicias a sus intereses e incorporar los medios a la propia estructura de poder dominante. Los propios medios -sus propietarios, sus gestores- pugnan por incorporarse a esa estructura de poder, constituyendo lo que algunos han denominado “el cuarto poder”. O devienen un instrumento para conquistar el poder, como lo demostró a fines de la década del cincuenta en Uruguay la campaña radial que llevó a Nardone al gobierno, con el apoyo de clases rurales. Pero las mayores posibilidades de ciertas clases, grupos o individuos, no significa que otros tengan cerrado el acceso a los medios; implica simplemente una desigualdad, frecuentemente muy acentuada y, por tanto, un diferenciado poder de influencia, lo que se traduce eventualmente en distinta capacidad en el cuadro de las luchas sociales, ideológicas y políticas.
Pero que una clase, una fracción de ella, un grupo social o político, dispongan de ese poder diferencial a partir de su poderío económico o de sus nexos con el Estado, no implica necesariamente que puedan, sin mediación alguna, transmitir con éxito su ideología - explícita o implícita en el contenido y/o en las formas de sus ediciones o emisiones- al conjunto de la población o a fracciones de la misma. La condición de “masividad’ de los medios constituye un condicionante que ningún propietario o usufructuario o comunicador puede desconocer.
b. La condición de “masividad”, en sociedades modernas pero, particularmente en economías de mercado competitivas, implica un papel vital del público al que el medio de comunicación llega, para asegurar su fuente de sostenimiento económico. La competencia por la atención del público y, asociadamente, la competencia por el dinero de los avisadores, obligan a que el contenido y las formas de las publicaciones y emisiones reflejen el interés y las expectativas de algún grupo de la sociedad. Sin descartar que los propios programas y ediciones hagan a la audiencia o a los lectores, sin un grupo social -más o menos extendido, más o menos específico- que tenga expectativas sobre el mensaje del medio y lo respalde, es difícil que el mismo pueda sobrevivir económicamente, dado el carácter mercantil de los medios de comunicación. El medio o los espacios que lo integran necesitan reproducirse, asegurar su continuidad y futuro, y para ello deben tener éxito en alcanzar la condición de “masividad’ -o sea, tener una validación por parte de un cierto público -.
La utilización de los medios con finalidades ideológicas o políticas, por parte de una clase, fracción, grupo social o individuo, en ciertas condiciones concretas puede entrar en contradicción con la condición de “masividad”, poniendo en cuestión la viabilidad de aquellas finalidades. Por lo tanto, el mero acceso a los medios, con la gran importancia que adquiere, no es de por sí una garantía de éxito. Más aún, el objetivo económico de la rentabilidad, en ciertas circunstancias puede implicar la difusión de mensajes que, por su contenido o por su forma, estén en franca contradicción con los intereses ideológicos que, supuestamente, tendrían los propietarios o explotadores del medio.
Dado el acceso diferencial a los medios -que favorece principalmente a ciertas clases y grupos de la sociedad- y dada la condición de masividad -que en un régimen democrático exige tener en cuenta las inclinaciones del público-, podemos entonces considerar de qué modo se usan, o se pueden utilizar, los medios de comunicación en la lucha ideológica -en su acepción más amplia-. Es necesario tener en cuenta que “el desarrollo vertiginoso de las comunicaciones dentro de la industria cultural contemporánea, las ha convertido en agentes principales en el proceso de formación y socialización de las personas y como instancia crucial para la construcción de consensos, la reproducción o modificación del sistema de organización social, y la participación democrática de los ciudadanos en los procesos de toma de decisión” .
2.5. El control de los medios masivos de comunicación
Así como en otros sectores, existe una concentración de la propiedad de las empresas propietarias y/o explotadoras de la prensa, la radio, la televisión, las agencias de noticias y demás medios masivos de comunicación. Esa concentración opera en escala nacional e internacional. En el plano nacional, o interno, se expresa principalmente en el control por parte de una minoría muy exigua de las principales fuentes emisoras de mensajes y, consiguientemente, en un centralismo informativo - guiado por una lógica comercial -.
La concentración de los medios masivos de comunicación no se manifiesta sólo en relación a la propiedad de los mismos dentro de un país, sino también -y principalmente- en una perspectiva internacional en la cual países pequeños y dependientes como Uruguay ocupan una posición subordinada. Lo principal de los flujos de información y programación proviene del exterior, desde los grandes centros desarrollados –y sobre todo desde EE.UU.
El abordaje de la concentración de los medios exige, entonces, de una doble perspectiva: a) la de la propiedad o control de las empresas que operan medios y/o producen contenidos para los mismos; b) la de la concentración de los flujos de contenidos que se transmiten por los medios masivos de comunicación.
2.5.1. El control de las empresas
El capital social, o sea el conjunto del capital existente en la sociedad, se compone formalmente de una multitud de capitales individuales que funcionan con autonomía unos con respecto de otros –y que toman la forma de empresas independientes. Dado el carácter desigual propio del desarrollo del capitalismo, los capitales se van diferenciando por su magnitud. La magnitud de cada capital es el resultado de procesos de centralización y concentración.
La concentración y la centralización son métodos diferenciados de acumulación intensiva, pero estrechamente vinculados entre sí. La concentración implica creación de nueva riqueza y su apropiación privada. Cada capital privado es un foco de concentración. Suele decirse que se trata de la atracción del capital por el trabajo, y sucede sin que se afecte la autonomía o independencia de los capitales existentes.
La centralización afecta esa autonomía pues coloca a distintos capitales independientes bajo un mismo poder de decisión; implica una redistribución de la propiedad de los capitales que los unifica. Es la atracción del capital por el capital. La centralización puede agrupar capitales a una gran velocidad, por ejemplo en el caso de la creación de sociedades anónimas. Esto permite realizar grandes inversiones que capitales aislados no podrían efectuar por si mismos. Muchas empresas para ponerse en marcha necesitan una escala de producción que requiere de grandes capitales. Otro factor que contribuye a la centralización es la competencia entre capitales, dado que ésta lleva frecuentemente a la destrucción de los más débiles o de los más ineficientes, que desaparecen del mercado o son absorbidos por los capitales vencedores.
Las particularidades en los medios masivos de comunicación
La propiedad y los procesos de concentración y centralización del capital tienen particularidades en el caso de los medios de comunicación en general, y en particular en el caso de los medios electrónicos. La concentración puede ser observada por la sucesiva acumulación de capital productivo -máquinas, instalaciones, etc.- en uno o más medios bajo el control de un mismo grupo propietario; la centralización por la apropiación por parte de ciertos capitalistas de empresas que pertenecían a otros propietarios. Los resultados de uno u otro de ambos procesos combinados puede ser:
- que un mismo grupo propietario acceda al control de más de un medio de comunicación.
- que ese grupo propietario controle, a través de uno o varios medios, una fracción mayor del mercado -de publicaciones, de venta de diarios, etc.
Esto permite controlar simultáneamente el contenido de los mensajes emitidos por varios medios, sean estos audiovisuales y/ o gráficos. La propiedad concentrada y centralizada significa un alcance mayor sobre la población, la posibilidad de generalizar el contenido de la programación.
Las ventajas de la concentración consisten en el acaparamiento de mayor parte del mercado publicitario, o en concretar estrategias empresariales que se beneficien de las posibilidades de control de más de un medio - por ejemplo promover con mínimos costos un diario en el propio canal de televisión o la programación del canal en el propio diario -. La administración de las finanzas de varios medios permite compensar y equilibrar la gestión de un medio a través de fondos comunes provenientes del conjunto. De este modo el control sobre más de un medio, o cadenas informativas que agrupan a varias radios o canales de TV, se vuelve funcional a los intereses de hegemonía económica - mantenimiento del monopolio - e ideológica - mantenimiento del contenido general de los mensajes informativos y demás. La doble función de los medios de comunicación se potencia cuando la propiedad es oligopólica.
La particularidad que tienen estos procesos en el caso de los medios masivos de comunicación, es que operan sobre un “monopolio natural” –en el caso de la televisión abierta y de la radio; no ocurre así en el caso de la televisión por cable ni, menos aún, en el caso de la prensa.
El espectro de ondas hertzianas, utilizadas por los medios electrónicos como enlace entre equipos emisor y receptor, es limitado en el espacio atmosférico. Esto determina que se divida el total y se regule el acceso a ellas. Esta limitación natural determina que quien tenga acceso al uso de una frecuencia participe de una situación monopólíca, dado que existe una barrera a la entrada para otros potenciales usufructuarios de la onda. A partir de esa situación monopólica surgen los arriendos a terceros, ya sea de toda la disponibilidad temporal del medio, o por lapsos cortos, de media a dos horas generalmente, siendo estos la única posibilidad de acceso a la comunicación de masas de ciertos grupos sociales.
La adjudicación de ondas está centralizada, para el orden político internacional, en la Unión Internacional de Telecomunicaciones, dependiente de las Naciones Unidas. El organismo otorga a los países un número limitado de longitudes de onda hertzianas; lo mismo sucede con las órbitas satelitales. Son los Estados quienes poseen el control de las frecuencias y su distribución a los particulares.
El concepto ‘propiedad” de los medios electrónicos, implica entonces:
1) la concesión, a individuos o empresas, de la explotación de ondas hertzianas, las cuales pertenecen al Estado, y
2) la propiedad por parte de esos individuos o empresas, de aquellos medios de producción - equipos, locales- necesarios para explotar la frecuencia de onda adjudicada por el Poder Ejecutivo.
La conformación de Grupos Económicos
Los procesos de concentración y centralización del capital permiten la diferenciación de los agentes económicos. El capitalista o conjunto de capitalistas-propietarios y/o controladores de una empresa aislada, en general tiene menor potencial de desarrollo que aquellos capitalistas que se insertan en un contexto más amplio de organización económica mediante la constitución de un grupo económico .
Esto es así en razón de las diferencias en la magnitud del capital acumulado, así como de las ventajas que derivan de la diversificación. Generalmente, la magnitud del capital de los grupos es mayor a la magnitud del capital de una empresa individual Las asociaciones que permiten la conformación de grandes capitales se diferencian de los empresarios individuales, o independientes, por la diversificación de las inversiones, la existencia de varias empresas con actividades diferentes.
El capital puede permanecer en la forma de empresa individual hasta cierta magnitud de capital acumulado. Los límites a la acumulación están dados por la extensión del mercado, que sólo permite el crecimiento hasta cierto punto.
Pero más allá de ciertos límites, que son variables según las ramas que se trate, no hay posibilidad de una sucesiva acumulación si no es diversificándose, al interior de la misma rama (por integración vertical, por producción de nuevos productos) o expandiéndose hacia nuevas ramas – en búsqueda de la mayor rentabilidad -. Y esta expansión lleva a la constitución de un grupo económico.
Cuanto mayor es la magnitud de la acumulación, más fuerte es la tendencia del gran capital a adoptar la forma de grupo, variando la tuerza de esta tendencia por la diversidad de posibilidades que brinden los mercados de las ramas en que ese capital se implantó inicialmente .
La diversificación de capitales puede realizarse por medio de la conglomeración que consiste en la incorporación de nuevas actividades no vinculadas directamente entre si, o por la integración vertical, que incorpora nuevas fases, productivas o comerciales, dentro de una misma cadena productiva que elabora el producto final. En los medios de comunicación, la diversificación de capitales, -parte del proceso de concentración- adopta ambas modalidades. Es frecuente en Uruguay que los concesionarios de ondas de radio y televisión tengan, por ejemplo en el caso del grupo Romay Salvo, propiedad de un establecimiento rural. En el interior del país es común la propiedad de un canal de televisión y otros negocios.
El grupo económico tiene ventajas importantes respecto de la empresa individual. En primer lugar, la diversificación permite enfrentar el riesgo de la competencia capitalista, dado que descompensaciones en unas áreas pueden recuperarse con la ganancia de otras.
Por otro lado, el grupo económico tiene disponibilidad de movilizar capitales, lo que le permite usar el excedente total en donde más le convenga:
Por ejemplo, en el proceso de competencia, en determinado momento puede ser importante reforzar cierta empresa que está compitiendo en un mercado determinado. Pero de pronto esa empresa, en sí misma no tiene los recursos suficientes; al disponer de un conjunto de empresas, el grupo puede transferir recursos de otras empresas para concentrarlo en aquella que tenga más necesidad de ellos en el proceso de competencia. Esta es una ventaja fundamental que le da al grupo económico características de plasticidad y flexibilidad y, por lo tanto, una superioridad con respecto a la empresa individual.
2.5.2. El control de los flujos de contenidos
Los medios masivos de comunicación conforman un complejo productivo en el que participa una diversidad de agentes. Entre ellos –y sobre todo en el caso de radio y TV- es posible distinguir dos grupos:
• los operadores de estaciones de radio y TV –abierta o para abonados;
• los productores de contenidos.
Los operadores pueden ser o no productores de contenidos. En todo caso, son difusores de los contenidos que ellos mismos o terceros producen. La televisión de pago es, principalmente, una actividad de transporte y distribución de señales. Los canales de TV abierta, por su parte, pueden ser “fábricas de contenidos” o “supermercados de contenidos” –con una actividad principalmente distribuidora y exhibidora.
Algo similar ocurre con las radios y, en menor medida, con las publicaciones periódicas.
Estas diferenciaciones - y la correspondiente división del trabajo entre agentes-, son la contracara de un comercio, nacional e internacional, de contenidos –principalmente para televisión, aunque también para radio, prensa, etc. Este comercio se ha ido expandiendo en la medida que el progreso tecnológico, que abrió nuevas “ventanas” televisivas (TV cable, TV satelital, etc.), diversificó las opciones para los consumidores. A su vez, estas nuevas opciones y la creación de nuevos canales televisivos, multiplicaron las horas de emisión televisiva y crearon una importante demanda de contenidos para la TV.
La difusión televisiva es internacional en los sistemas de cable y satélite. Pero existe además un importante mercado de programas de televisión.
La venta de los distintos programas se efectúa a través de las denominadas Ferias, eventos similares a los festivales de cine, pero en este caso centrados en la televisión y sin premiación entre los diferentes productos, celebración que tiene como fin la exhibición y venta, para luego sí proseguir visitando los mercados de forma personalizada .
La idea de las Ferias se encuentra centrada en establecer los contactos con anterioridad a las Ferias, mediante contactos telefónicos y citas por medio del fax, alcanzando los canales que allí se presentan con todos los encuentros pactados con anterioridad. Es en estos lugares donde se cierran los contratos al observarse el producto a vender y concretar el precio de transacción. Una vez pactado el contrato, los distintos vendedores efectúan visitas periódicas a los países donde han vendido sus productos para efectuar una atención personalizada.
Actualmente asoma una nueva forma de comercializar los productos televisivos, agregada a la “lata terminada” producida en el país de origen, que consiste en vender el formato con la coproducción. En cada mercado se produce la idea original del país donde fue realizado el programa de televisión, pero con actores, protagonistas o conductores locales. En muchos países del mundo se exporta el formato y la experiencia de su producción.
El saber cómo hacer el programa es lo que se exporta, dejando de lado aquella línea donde se copiaban los programas sin respetar quién los había creado con su consiguiente violación del derecho de autor. Los derechos de autor parecen fundamentales en la jurídica actual.
Intercambio asimétrico
El intercambio internacional de contenidos –y en particular de información- se caracteriza por fuertes asimetrías: los países desarrollados, y sobre todo Estados Unidos, son los grandes productores y abastecedores del mundo; los países subdesarrollados son, casi sin excepción, principalmente receptores/ consumidores de las producciones y de las informaciones generadas en el Norte. La relación de mensajes emitidos/ recibidos, así como el saldo comercial de las transacciones, es positiva para unos y negativa para otros.
La producción de bienes y servicios culturales y comunicacionales se caracteriza contemporáneamente por una fuerte concentración de recursos, que se proyecta por encima de las fronteras geográficas y políticas. Esta concentración adquiere a menudo un poder más efectivo que el de muchos Estados nacionales: los grandes conglomerados transnacionales son los que determinan o condicionan sustancialmente la circulación de bienes y servicios culturales .
La producción televisiva y los canales comunicacionales están fuertemente concentrados en el mundo, con un peso preponderante de la industria norteamericana.
Más del 50% del tiempo de las pantallas del mundo se abastece con productos audiovisuales norteamericanos. En cambio, los productos extranjeros representaban en ese país apenas el 2% de dicho tiempo. De ese porcentaje, el Reino Unido ocupaba el 25%, México, un 24%, y otros países latinoamericanos, el 30%.
En lo referente a programas de televisión importados por los países latinoamericanos, un 77% de los mismos se originaban en los Estados Unidos, mientras que un 4% procedían de Europa y un 12% de otros países de América Latina.
“Actualmente, más del 70% de la programación televisiva de los países de América Latina, (porcentaje que irremediablemente se verá incrementado en gran escala, dado el pronosticado aumento de la cantidad de señales recibidas por nuestros países vía señal satelital directa –DTH- o vía cable) y más del 80% de la programación cinematográfica –proyectada en celuloide o emitida en TV- es norteamericana”. En Argentina, las señales emitidas por los cables transmiten más de 20.000 largometrajes anuales, de los cuales arriba del 80% es producción norteamericana .
Estados Unidos exporta anualmente alrededor de 150.000 horas de programación, lo cual le permite recaudar un promedio de 7.000 millones en ese lapso .
“La industria norteamericana crece permanentemente ganando nuevos mercados y avanzando sobre los países más proteccionistas de sus contenidos audiovisulaes, como aquellos que conforman la Unión Europea. Los países de esta región representan la principal competencia de la industria hollywoodense, y mantienen la decisión política de garantizar como mínimo un 51% de la difusión audiovisual a productos originados entre las naciones miembros, pese a que, en la práctica, los EE.UU mantienen una penetración cercana al 80% del tiempo de difusión de las pantallas de cine y TV” .
La “norteamericanización” del contenido televisivo europeo no ha dejado de avanzar. La cuota europea ha retrocedido en el prime time y en toda la programación, ascendiendo el peso en rankings de audiencia y shares del cine estadounidense en sustitución del descenso europeo .
Estas relaciones se proyectan en los datos del comercio exterior. El déficit europeo con los Estados Unidos que era de 2.200 millones de dólares en 1993 pasó a 8.204 millones en 2000, y ello sin contar la venta de señales directas de canales, habitual ya en muchas cadenas de pago analógicas pero multiplicadas en la televisión digital desde 1997.
Cuadro No. 2.1
Déficit audiovisual europeo con Estados Unidos
(en millones de dólares)
1993 1997 1998 1999 2000
2.200 4.255 6.607 7.265 8.204
Fuente: Bustamante, Enrique (2003 c)
Nuevas tendencias a la concentración
El desarrollo de las nuevas modalidades televisivas, si bien implicó diversificación de la oferta y oportunidades para la descentralización, estuvo asociado a una creciente concentración en el control de la oferta.
Las redes que soportan la nueva televisión digital son múltiples: satélite, cable, ondas hertzianas digitales (en proyecto avanzado en muchos países), el ADSL (quizás en el futuro) y hasta las redes eléctricas o el MMDS digitalizado. Estos soportes compiten duramente por su implantación en cada mercado, pero cuando uno conquista el terreno en un país, especialmente el de la televisión de pago, actúa de barrera contra las tecnologías competidoras .
“Por una parte, el proceso de desregulación ha determinado la dominación casi total de las re¬des privadas en el prólogo a la era digital, al contrario que lo que ocurría en la época de la implantación de la televisión analógica, mientras que la pro¬pia desregulación ha desmoronado las barreras que impedían la concentra¬ción de los operadores o que los separaban de otros sectores de actividad, como la distribucjón de servicios audiovisuales. Por la competencia en el mercado de una actividad seriamente afectada por las economías de escala y en muchos casos, pese a la presunta retirada del Estado, o precisamente por la regulación directa estatal (concesiones, autorizaciones y licencias, privatizaciones “orientadas”...) las nuevas redes se conforman como un sector fuertemente oligopolista y no pocas veces de poder cruzado entre ellas y con las telecomunicaciones tradicionales” .
En los Estados Unidos en los 80’ y, sobre todo en los 90’, los multi-operadores (MSO) absorbieron a las redes pequeñas y medianas e incluso a otros MSO, de modo que ya en 1995 cinco empresas tenían el 66% de los abonados, implicadas no sólo en el transporte sino también en el empaquetado e incluso la producción. De esta forma, los miles de redes independientes de los años 70 han ido reagrupándose en unos pocos cientos de sistemas, pero en muy pocos MSO (TCI, Time Warner, US West, Comcast, Cox) con más de 37,6 millones de abonados en los cinco principales e incluso una mayor suma real por grupos y una probable tendencia a la fusión entre ellos. La digitalización emprendida en estas redes en 1997 no haría más que agudizar este proceso .
“En los países en donde su aparición fue más tardía, los Gobiernos han intervenido frecuentemente otorgando concesiones y posiciones dominantes bien a los operadores de telecomunicaciones bien a los grupos de comunicación más poderosos o a nuevos actores poseedores de la ‘tecnología de la zanja’ (eléctricas, aguas, ferrocarriles...) o de amplios excedentes financieros (con la banca). Por uno u otro camino, hoy los tres cuatro operadores de cable de cada país acumulan generalmente más del 70 e incluso del 80% de los hogares abonados como ocurre en algunos países latinoamericanos y europeos” .
Si bien el cable comenzó a sufrir en algunos mercados la competencia del satélite en la televisión de pago, su reacción ha sido en ocasiones invertir también en el satélite .
“La separación tradicional entre redes y cadenas se ha roto por múltiples vías. Y en unos y otros soportes, a los grandes grupos de comunicación se unen, en competencia o alianza, los grandes operadores de telecomunicaciones, fabricantes de satélites, grupos eléctricos o de aguas, grandes corporaciones del software y la informática..., en agrupaciones de dimensiones inéditas en el pasado y que vienen a justificarse por la convergencia misma” .
“La paradoja es, sin embargo, que la necesidad de una multiplicación incesante de canales para mantener una oferta competitiva ha encarecido el coste de los soportes y de los programas, haciendo mucho más elevada la inversión requerida y más complejas la gestión y el marketing. En cambio, se consiguen así notables economías de escala (ahorro de costes) y fuertes economías de gama (atrac¬tivo para mercados complementarios)”.
“Además de esa fuerte inversión, y consiguiente riesgo, los ‘difusores’ de la televisión digital, por cualquiera de sus soportes posibles, precisan de un saber hacer extremadamente complejo para poder competir en ese mercado: han de controlar grandes redes de difusión garantizadas en el medio-largo plazo, asegurarse una amplia cartera de derechos de progra¬mas competitivos, dominar la tecnología del descodificador y de los siste¬mas de acceso condicional, conocer ampliamente cada mercado y sus ca¬racterísticas diferenciadoras. Oficios pues diversos, dispersos antes en múltiples actores, escasamente coincidentes con los de la televisión clási¬ca, y que impulsan por ello alianzas y absorciones en dimensiones nunca antes contempladas en el sector, partiendo de la tendencia clara a una estructura fuertemente oligopolista cuando no monopolista en cada mercado y soporte” .
Tanto en Europa como en Estados Unidos, también las plataformas por satélite digital han experimentado un proceso de concentración. Más aún, los difusores por satélite digital se están organizando en la práctica a escala continental o intercontinental, originando cártels, con reparto implícito o explícito del mercado internacional .
Sea mediante el proceso de concentración y entrelazamiento de intereses, sea mediante acuerdos en exclusiva y a mediano plazo de compras de producción a ciegas (uot deals), las Majors norteamericanas consiguen exportar sus programaciones completas al satélite o el cable de otras regiones del mundo, con mayor o menor “doblaje” a la lengua y la cultura de cada país. El resto de la producción de contenidos es controlado generalmente por los “difusores” y sus accionistas, que se constituyen frecuentemente en las mayores centrales de compra de derechos internacionales para sus mercados, con carteras de miles de horas de programas .
Homogeneización y diferenciación de los contenidos
“La globalización alberga en su seno vertientes de homogeneización y de heterogeneidad cultural. Quienes sostienen que los efectos mayores sobre el sistema mundial son de homogeneización, enfatizan la importancia de la globalización económica a partir de la acción de las empresas transnacionales y de los países industrializados más importantes, como fuentes emisoras de mensajes vinculados al consumo y a la cultura del mercado. Quienes argumentan a favor de efectos diferenciados y heterogéneos, destacan dinámicas de apropiación y modificación del mensaje y de sus símbolos en los niveles nacionales y subnacionales” .
Las fórmulas de pago tratan de generar una oferta cada vez más abundante en múltiples paquetes –potenciando la tarifa básica pero también las ofertas premium- con precios y contenidos fuertemente adaptados a las demandas y capacidades de cada mercado. En la oferta en abierto se busca una diversificación de la programación que establezca economías de gama y abarquen la máxima diversidad de públicos .
Sin embargo, se dan en paralelo :
a. Una homogeneización creciente de la programación abierta sobre muy pocos géneros y formatos.
Más del 80% del tiempo de emisión de la televisión generalista en Estados Unidos se concentraba en tres macrogéneros: ficción, información e infoshow. Ese modelo genérico estadounidense se abría paso también en Europa, con un crecimiento rápido del peso del infoshow.
b. El propio mercado norteamericano multicanal se fundamenta en los mismos macrogéneros dominantes en la oferta generalista y en repertorios temáticos similares aunque con énfasis diferentes (ficción, información, deporte, infantiles, infoshow).
También existen múltiples programas de nicho muy especializados para audiencias minoritarias, pero con poder adquisitivo y dispuestas a pagar por ello. Pero se trata de ofertas marginales al mercado principal y de escaso impacto económico –seguramente durante mucho tiempo.
“Como prueba incontrovertible, la disputa por los programas estratégicos, especialmente los filmes y los deportes masivos (algunos filmes nacionales y superproducciones USA, y competiciones-acontecimiento), se ha agudizado duramente en todos los países desarrollados a costa de fuertes compromisos de pago y graves endeudamientos de las plataformas digitales. Se trata de esos famosos battering ram o arietes, capaces de actuar como locomotoras en el mercado del abono y cuyo control permite elevar duras barreras de entrada ante todo potencial competidor. Los beneficia¬rios, al menos inicialmente, de esa situación han sido quienes controlan de forma monopolista o en cartels los programas de mayor atractivo inmedia¬to (key drjvers): las federaciones y equipos nacionales de deportes masivos y las Majors y grupos multimedia transnacionales”.
“En el primer caso, se ha impulsado una mayor integración de los grandes deportes en la gran industria del entretenimiento (estrellas, costes desbocados), sin beneficios apreciables culturales o productivos, y con surgimiento de potentes sports brokers internacionales” .
En suma: los procesos de concentración de los medios masivos de comunicación –tanto a escala nacional como internacional- se pueden observar desde dos perspectivas; por un lado, la concentración empresarial, sea de los operadores que controlan los “escaparates de exhibición” de los contenidos simbólicos, sea de los productores de contenidos; por otro lado, la concentración del control de la oferta de los flujos comunicacionales por parte de algunos países y, en particular, por parte de ciertas corporaciones empresariales.
Normalmente, países como el Uruguay, reproducen en su estructura interior el esquema internacional de concentración y distribución asimétrica del flujo de contenidos, además de situarse internacionalmente en una posición dependiente.
3. EL “MAPA” DEL PODER ECONÓMICO EN LOS MEDIOS. UNA VISIÓN GENERAL
3.1. Los medios
Uruguay se caracteriza por una amplia presencia de medios masivos de comunicación –en todas sus formas y tecnologías- con un alcance que cubre prácticamente todo el territorio nacional y casi toda la población del país.
Existen en el país:
• 93 emisoras AM –90 privadas y 3 pertenecientes al SODRE,
• 190 emisoras FM autorizadas –168 privadas y 22 del SODRE (no todas las emisoras autorizadas están operativas),
• 29 canales privados de televisión abierta y el canal oficial Tveo –que cuenta con 29 repetidoras en el Interior,
• 105 sistemas autorizados de televisión para abonados (en modalidades MMDS y UHF), 5 en Montevideo y 100 en el Interior (de estos últimos no operan todos),
• 1 empresa distribuidora de televisión satelital directa al hogar,
• 374 publicaciones periódicas, de los cuales 31 son de frecuencia diaria.
Cuadro No. 3.1. Operadores de medios electrónicos en Uruguay
Canales TV
Abierta TV para
abonados Emisoras
radio AM Emisoras
radio FM
Montevideo 3 5 20 16
Interior 26 100 70 152
SODRE 30 3 22
Total 59 105 93 190
Fuente: URSEC
3.1.1. Televisión
Los operadores de televisión son empresas adjudicatarias de licencias y frecuencias. Poseen instalaciones de emisión o de retransmisión televisual. Producen, directamente o contratando a productoras independientes, programas de televisión, con los que cubren parcialmente su programación.
Existen dos subsectores que conforman el sector televisión: televisión abierta y para abonados. Entre ambos hay múltiples interrelaciones.
La televisión abierta en Montevideo, está conformada por los 3 canales privados (4, 10 y 12) y el canal oficial (5). Operan en el Interior 55 canales y repetidoras de televisión abierta –29 del SODRE y 26 privadas. El canal oficial, Tveo –antes Sodre (Sistema Nacional de Televisión)- cubre, a partir de Montevideo, todo el territorio nacional por medio de 29 repetidoras ubicadas en las principales ciudades capitales del Interior del país.
Existen 95 sistemas operando en todo el país en modalidades cable, MMDS y UHF (varios de los autorizados no están operativos) .
En la televisión satelital directa al hogar está instalada Direct TV mediante alianza con distribuidores locales.
Los productores de contenidos son empresas que producen programas destinados a su venta a los canales de televisión. Más de 60 programas son realizados total o parcialmente a través de empresas independientes. Con la llegada de la TV para abonados, comenzaron también a aparecer señales uruguayas: Indice, Maxi Visión, Prisma, Señal 1, etc.
Las principales señales existentes actualmente son: Tenfield (programación deportiva), VTV Uruguaya, TV Libre y TV Ciudad (canal municipal de Montevideo).
La televisión es el medio de comunicación de mayor alcance en la sociedad uruguaya.
En los años 90’, las familias uruguayas invirtieron sumas considerables para adquirir un equipamiento del hogar que les permitiera un mayor acceso a los servicios culturales, principalmente audiovisuales.
Si en 1963, cuando Uruguay estaba en los primeros años de la televisión, sólo el 18,6% de las viviendas urbanas contaba con TV, en 1985 el 70,5% de los hogares urbanos disponía de TV blanco y negro y el 26,1% TV color. En Montevideo, en 2001 un 95,1% de los hogares contaba con TV color; en el Interior era el 90,7% de los hogares . Si sumamos los TV color y los blanco y negro, casi totalidad de la población dispone de estos receptores.
Cuadro No. 3. 2
HOGARES CON TELEVISOR COLOR
(en porcentaje del total de hogares urbanos)
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
Montevídeo 80,8 85,1 87,5 89,0 90,7 92,2 92,8 94,4 95,1
Interior 59,4 67,7 73,1 76,6 79,8 85,7 87,4 87,4 90,7
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Encuesta Anual de Hogares (2001)
Existen, actualmente, dos tipos principales de oferta -y de demanda- televisiva: la TV abierta y la TV para abonados. El aspecto distintivo que diferencia ambas demandas, es que mientras los usuarios de la TV abierta, no pagan nada por el servicio que reciben, los demandantes de la TV para abonados deben pagar para acceder a las señales. El agente financiador de la TV abierta es en realidad la empresa que contrata publicidad en los canales, mientras que en el caso de la TV para abonados, básicamente es el consumidor con su cuota mensual.
La exposición total del público uruguayo a la televisión es, en promedio, de 2 horas 48 minutos (o 228 minutos). Esta exposición no se ha modificado, en lo fundamental, con el cambio que, a partir de la introducción de la TV para abonados, se produjo en la estructura de la demanda televisiva. La TV para abonados comenzó a desplazar, relativamente, a la TV abierta, pero esto no implicó que la población dedicara un mayor tiempo a consumir televisión.
La televisión para abonados se expandió rápidamente en los 90’, primero en el Interior y más tardíamente en Montevideo.
En 1996 había 140.000 abonados en el Interior y 54.000 en Montevideo; en 2000 los suscriptos al nuevo sistema de TV llegaban a 525.000 en todo el país (290.000 en el Interior y 235.000 en Montevideo), con lo que la tasa de penetración de la TV para abonados llegó a 54,1% en todo el país . En 2001 hubo una disminución del orden del 10% . En 2002, con la profundización de la crisis económica, la caída fue aún mucho mayor –miles de abonados abandonaron la suscripción a operadores de esta modalidad televisiva. De cualquier modo, el número de espectadores de este medio es mayor que lo que indican las cifras, dado el importante número de “colgados” a la TV para abonados, que no pagan su abono –si bien la nueva regulación legal y la campaña represiva de la “piratería” pueden haber desestimulado los “colgamentos”.
La contracara de la expansión del consumo de televisión para abonados fue el relativo descenso del protagonismo de la televisión abierta y su programación en la vida social.
Los canales de televisión abierta (canales 4, 5, 10 y 12), perdieron parte de la audiencia. Desde 1995 al presente la TV para abonados amplió su cobertura en Uruguay desde 2% a cifras superiores al 50%. Si bien cualquier canal de aire privado tiene mucho más rating y cobertura que las señales específicas de TV para abonados, es de pensar que en el momento actual una porción importante de la audiencia ve los canales de TV abierta a través del cable. Si la cobertura de los canales de TV abierta oscila entre 75 – 78%, cuando consideramos el conjunto de la población televidente, la misma desciende a cifras entre 48 – 55% cuando consideramos sólo a quienes disponen de TV para abonados. En otros términos, entre quienes accedieron al cable, sólo la mitad mira los canales montevideanos de TV abierta.
Un fenómeno de ingreso reciente al país, la televisión satelital directa al hogar, creció muy lentamente y aún no se consolidó como negocio – se estimaban los suscriptores a esta modalidad en 5.000 personas .
La facturación de los operadores de TV tiene dos componentes principales: a) la facturación publicitaria de los canales de TV abierta, y b) la recaudación regular por concepto de abonos a la televisión para abonados. En rigor, la TV para abonados también podría facturar publicidad, pero dado el predominio de las señales extranjeras, la casi totalidad de la publicidad que se emite por este medio son anuncios de y para otros países –si bien la publicidad de empresas transnacionales tiene, de hecho, impacto sobre el mercado local.
La evolución de mediando plazo de la facturación televisiva ha pasado por distintos períodos:
- Desde comienzos de la década de los noventa hasta 1998, un continuo crecimiento de la facturación publicitaria de la TV abierta, sólo interrumpido coyunturalmente por la efectos de la crisis del “efecto tequila” (1995-6).
- Desde 1999 una progresiva caída de la facturación publicitaria, que se agravó en 2002, como consecuencia de la recesión económica y el consiguiente ajuste de inversión publicitaria, tanto de los agentes privados como del Estado.
- Desde sus inicios en los noventa hasta 2000, continuo crecimiento de los ingresos por abonados a la TV paga, debido al rápido crecimiento que experimentó el número de abonados a esta modalidad televisiva.
- A partir de 2001, y agravado en 2002, también la TV paga sufre los impactos de la crisis, con pérdida de abonados y, por tanto, de facturación.
- Por el efecto conjunto de ambas evoluciones, 2000 fue el año de mayor facturación de la TV.
3.1.2. Radio
Las empresas operadoras de radio son las que cuentan con licencia para operar en determinadas frecuencias, tanto de AM (amplitud modulada) como de FM (frecuencia modulada). Su forma de organización es la correspondiente al modelo comercial, obteniendo sus ingresos vía publicidad. Su negocio está en la comercialización de “espacios de tiempo” en la forma de auspicios o presentaciones de programas y en la venta de segundos en las tandas publicitarias.
Operan más de 200 radioemisoras en todo el país, 93 estaciones en AM y unas 140 en FM (190 son las autorizadas), 41 de las emisoras están ubicadas en Montevideo y el resto en el Interior .
Este conjunto de emisoras, dada su potencia y su localización, cubren el conjunto del territorio nacional. En las zonas fronterizas existe un margen de competencia por parte de las emisoras de los países vecinos .
El modelo de radiodifusión que se ha impuesto, en los hechos, por sucesivos gobiernos es el del predominio de la radio privada y comercial, con un papel subsidiario de la radio estatal. A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los países del mundo (Europa, Norteamérica y la región sudamericana), en Uruguay no existe ninguna radio universitaria, educativa, comunitaria, de grupos de mujeres, municipal, de barrio, de jóvenes, o de ningún grupo de la Sociedad Civil. Sólo dos radios católicas (Guichón y San José) escapan al modelo establecido de radio comercial o radio estatal. Por otra parte, de los 436 medios, en un país donde en el entorno del 50% vota a la izquierda, solamente dos radios AM están en manos de usufructuarios que podrían considerarse de izquierda (CX 36 y AM Libre).
La concesión de nuevas ondas, particularmente de FM, desde los años 80’, provocó un fenómeno de atomización de la “torta publicitaria”. Un mayor número de medios entró a competir por una masa de recursos que no crecía en la misma medida, lo cual debilitó a varias emisoras; algunas de las nuevas concesiones incluso no llegaron a funcionar .
Los programas emitidos son realizados por la propia emisora o, en una modalidad que cada vez es más frecuente, por productores independientes. En este último caso, el espacio es alquilado al productor, el cual produce el programa y comercializa los espacios publicitarios. Por lo general, el arrendatario tiene el derecho casi absoluto sobre el contenido del espacio, siempre que cumpla mensualmente sus obligaciones pecuniarias .
Los productores diseñan y producen su propia programación. Adquieren espacios en las emisoras y venden publicidad a anunciantes o agencias de publicidad. En algunas emisoras estos productores son los responsables de prácticamente la totalidad de la programación. Su relevancia creció fuertemente a partir de 1995, cuando ante la caída del mercado, muchas emisoras optaron por este sistema como forma de aumentar la "fuerza de ventas" dedicado a la búsqueda de anunciantes. Este mecanismo se ha expandido tanto en la capital como en el Interior .
Entre los productores de programas radiales se encuentran profesionales de la comunicación, pero también clubes deportivos, sindicatos y otras instituciones, y sobre todo entidades religiosas –que ocupan un tiempo creciente del tiempo radial .
La situación de las emisoras del Interior es muy diferente según las localizaciones. Así como hay, por ejemplo, radios con dificultades económicas -y que representan una muy pequeña inversión de capital-, hay otras muy bien equipadas, con fuertes potencias y mayor rentabilidad .
Un caso especial dentro de las emisoras privadas, es el de las radios comunitarias. Estas emisoras se encuentran vinculadas a grupos de jóvenes, barriales, etc., y obedecen a un interés de difusión de determinadas problemáticas o enfoques, más que a un interés comercial. Se basan en el avance tecnológico, que permite hacer funcionar una radio con una “batería de auto” o emitir desde “el fondo de una casa”. En Uruguay no existe un marco regulatorio sobre las mismas, bajo la fuerte presión de las emisoras agrupadas en ANDEBU. En otros países han tenido un gran desarrollo, caso de Argentina. De las aproximadamente 40 radios que emiten sin permiso, unas 25 se autodenominan comunitarias y 18 de ellas se agrupan dentro de AMARC – Asociación Mundial de Radios Comunitarias.
Tradicionalmente, los gobiernos anteriores han tendido más a prohibirlas que a reglamentar su funcionamiento, situación que pareciera haber cambiado con la gestión de Batlle y la URSEC, quienes se han comprometido públicamente a regularizar la situación de las radios comunitarias. Para ello se han establecido espacios de diálogo y se ha reducido la política de cierre, a pesar de la decidida oposición de ANDEBU y RAMI. Al momento hay un proyecto en manos del Poder Ejecutivo que busca regular a las radios “de baja potencia” y universitarias, aunque ha sido observado por sus alcances por AMARC, entre otros.
La casi totalidad de la población posee receptor de radio. Los uruguayos dedican una fracción importante de su tiempo -libre, y laboral a veces- a la audición de radio. Un tercio de los uruguayos adultos dedica 5 o más horas diarias a escuchar radio, otro tercio le dedica entre 2 y 4 horas.
Se estima que, en Montevideo, escucha radio más de un millón de personas al cabo de la semana (940.000 de lunes a viernes, y 800.000 los fines de semana). Las radios del Interior tienen una cobertura similar a la de Montevideo.
La facturación publicitaria de las radios, al igual que la de los canales de TV, sufrió una merma importante en los últimos años, como consecuencia de la recesión y los ajustes del gasto publicitario –tanto del Estado como de las empresas privadas.
3.1.3. Prensa
Existe una oferta diversa y heterogénea de publicaciones periódicas, con muy distinto alcance e importancia económica: desde grandes diarios de alcance nacional -que representan la mayor parte del tiraje y de la facturación del sector- hasta publicaciones barriales de corto alcance, desde revistas importadas hasta semanarios nacionales con fuerte implantación en el medio.
Según los registros de la Biblioteca Nacional en 2000 había 374 publicaciones nacionales, de las cuales 31 eran diarios y 45 semanarios; 246 se editaban en Montevideo y 128 en el Interior. En 1991, se registraban 1082 publicaciones reales. La diferencia, más allá de problemas de registro estadístico, revela el rápido proceso de reducción de estas publicaciones, expresivo de una crisis en la que está sumergida la prensa escrita y que se precipitó a comienzos de los años 80’. Desde entonces, desaparecieron decenas de publicaciones en el Interior, varios diarios montevideanos (El Día, Mundo Color, Lea, La Hora, El Diario, La Mañana, etc.), semanarios y quincenarios. Asimismo, aparecieron nuevas publicaciones como los diarios La República y El Observador, y semanarios como Brecha, Revista 3 y Posdata –estos últimos ya cerrados.
Cuadro No. 3.3
URUGUAY. ÓRGANOS DE PUBLICACIÓN PERIÓDICA, POR FRECUENCIA DE APARICIÓN. 2000
Montevideo Interior Total
Diario 10 21 31
Semanario 14 31 45
Mensual 56 23 79
Bimestral a semestral 32 12 44
Anual 17 2 19
Otras frecuencias 117 39 156
TOTAL 246 128 374
Fuente: Biblioteca Nacional
Los principales sectores editores son: los diarios nacionales, los semanarios y revistas, la prensa del Interior.
Diarios. Se editan en Montevideo 4 diarios de circulación nacional: El País, La República, Ultimas Noticias y El Observador; además se publica El Diario Español. La mayoría de los diarios cuenta con imprenta propia. El diario El País es el de mayor tiraje, representando más del 60% de las ventas de este tipo de publicación.
Las empresas periodísticas obtienen sus ingresos de la venta de ejemplares y de la venta de publicidad. Según el diario, un rubro puede ser más importante que otro. En 1995, la publicidad representó, promedialmente el 47% de los ingresos de estas empresas. Actualmente los diarios dependen, aproximadamente, en un 35% de sus ventas y en un 65% de la publicidad .
Semanarios. En el período de la transición democrática hubo en Montevideo una proliferación de semanarios y otras publicaciones periódicas, en algunos casos vinculadas a grupos político-partidarios. Pero, entre fines de los 80’ y comienzos de los 90’ culminó su ciclo, cerrándose varias publicaciones.
Actualmente, las principales publicaciones periódicas son los semanarios Búsqueda y Brecha. Existen, además, otras publicaciones periodísticas de menor gravitación . No disponen de imprenta propia, porque el nivel de actividad de un semanario no lo justifica.
Hay además, una gran cantidad de publicaciones que no operan con una lógica estricta comercial. Es el caso de semanarios - o publicaciones con otras periodicidades - que responden a colectividades, asociaciones y agremiaciones, que circulan gratuitamente o por suscripción. También existen numerosas periódicos barriales, que venden publicidad y se distribuyen gratuitamente - lo que les permite tener una gran circulación -.
Prensa del Interior. Existen unas 75 publicaciones regulares (diarios y periódicos). La mayoría de las empresas periodísticas del Interior tienen un carácter familiar y en muchos casos, una larga trayectoria.
Algunos periódicos del Interior tienen tirajes altos -para sus realidades departamentales - . Por ejemplo El Heraldo (Florida), La Unión y Serrano (Union), El Telégrafo (Paysandú), Norte (Rivera), El Pueblo y Cambio (Salto), Acción y Crónicas (Mercedes). Compitiendo con éxito con la prensa montevideana, que se difunde en sus respectivas áreas de influencia. Pero, dados sus precios inferiores , que se corresponden a ediciones con menor número de páginas y, promedialmente, de calidad inferior, la facturación, es significativamente menor a la de la prensa montevideana.
La prensa del Interior, en general, tiene dificultades para sostener la competencia con otros medios masivos de comunicación. El pequeño número de páginas que tiene la mayoría de las publicaciones no permite desplegar con éxito la estrategia de “supermercado” orientada a públicos segmentados y con diferentes intereses.
Por otra parte, el medio publicitario local es débil , para asegurar un adecuado financiamiento de las publicaciones. En los últimos años hubo un sucesivo cierre de publicaciones.
Productores Independientes. En varios casos, parte de la producción periodística no es realizada directamente por el personal de las empresas editoras, sino por productores independientes - organizadas o no bajo forma empresarial -. Los contratos entre editores y productores son de diversa índole: desde la simple subcontratación de la producción periodística a cambio de un precio, hasta el arrendamiento del espacio para que el productor lo explote. En este último caso, el productor realiza la producción periodística, y obtiene los avisos publicitarios, pagando un arriendo a los propietarios del medio.
El uso de productores independientes en la producción periodística se ha difundido en los últimos años.
En los años 90’ hubo una reducción sistemática en la venta de diarios: entre 1993 y 2001 la caída fue del 39,3%. Los diarios montevideanos, pero de alcance nacional, venden unos 270.000 diarios por semana en la capital y zonas próximas, cifra que es resultado de una reducción sistemática en los últimos años. Si en 1993 se vendieron 23.427.296 ejemplares en el año, en 1996 la cifra fue de 17.811.242 y en 2001 de 14.201.670 (un 39,3% menos que ocho años atrás) . La evolución de los últimos años, por otra parte, no es más que un capítulo del largo proceso de caída de la lectura de diarios -que comenzó en los años 70’-.
La prensa debió sufrir, sistemáticamente, la sucesiva competencia de la TV en todas sus variantes –y que implicó un desplazamiento hacia la cultura audiovisual-, pero también de la radio y de Internet. “La mejora de la calidad del quehacer periodístico de las radios y el aumento de los espacios periodísticos en la televisión son hechos que también erosionaron la venta del papel entintado...” . “Hoy la televisión y la radio informan a las siete y en algunos programas llegan a desplegar los diarios ante las cámaras... El lunes dejó de ser el día de mayor venta porque el domingo ya se emitieron los partidos (o por lo menos los goles) por televisión” . Por lo tanto, la mayor competencia del periodismo radial y televisivo produjo un “envejecimiento” más o menos inmediato de la palabra escrita. Además, “en la radio de ahora hay mucha más inteligencia que antes para ver cuáles son las claves de la información”, hecho que hace más competitivas a las emisoras .
Una retracción en el número de lectores, como tendencia, arrastra a una disminución de las ventas de publicidad. Por lo tanto, para los diarios, la pérdida de ventas de ejemplares puede implicar -y frecuentemente implica- también, una disminución en las ventas de publicidad.
Sin embargo, es necesaria una relativización: para cierto tipo de publicidad y para cierto tipo de anunciantes, la prensa continúa siendo imprescindible .
3.2. El acceso al control de los medios
¿Cómo se accede al control de los medios?
En el caso de la prensa y demás publicaciones no existen restricciones especiales, puesto que no hay ningún “monopolio natural” –como en el caso del espectro de ondas hertzianas. En el caso de los medios de la prensa es el Ministerio de Cultura quien se reserva la potestad de otorgar un permiso para la publicación.
En cambio, los medios electrónicos –radio y televisión- son regulados por el Estado de acuerdo a las disposiciones sobre las ondas radiodifusoras.
3.2.1. Radio y televisión
El espectro de ondas hertzianas, utilizadas por los medios electrónicos como enlace entre equipos emisor y receptor, es limitado en el espacio atmosférico. Esto determina que se divida el total y se regule el acceso a ellas. Esta limitación natural determina que quien tenga acceso al uso de una frecuencia participe de una situación monopólica, dado que existe una barrera a la entrada para otros potenciales usufructuarios de la onda. A partir de esa situación monopólica surgen los arriendos a terceros, ya sea de toda la disponibilidad temporal del medio, o por lapsos cortos, de media a dos horas generalmente, siendo éstos la única posibilidad de acceso a la comunicación de masas de ciertos grupos sociales.
Adjudicaciones
La adjudicación de ondas está centralizada, para el orden político internacional, en la Unión Internacional de Telecomunicaciones , dependiente de las Naciones Unidas. El organismo otorga a los países un número limitado de longitudes de onda hertzianas; lo mismo sucede con las órbitas satelitales.
Son los Estados quienes poseen el control de las frecuencias y su distribución a los particulares. Su adjudicación -la concesión a particulares del uso de la frecuencia- está regulada actualmente en el Uruguay por el Poder Ejecutivo.
La URSEC – Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones, creada mediante la Ley de Urgencia 2 (2000) es quien, entre otros, tiene los cometidos de administrar el espectro radioeléctrico nacional y otorgar autorizaciones precarias para el uso de frecuencias del espectro radioeléctrico nacional; o sea, es el organismo que decide en Uruguay a quiénes otorga la posibilidad de uso de una frecuencia de acuerdo a la ley vigente. No puede dar permisos para radiodifusión, aspecto que aún hoy se mantiene en manos exclusivas del Poder Ejecutivo; la URSEC es asesora. En cambio, en TV cable, de acuerdo al decreto de marzo de 2003, el otorgamiento de permisos es potestad de la URSEC. Con anterioridad a la creación de la URSEC, esta función estaba a cargo de la Dirección Nacional de Comunicaciones, dependiente del Ministerio de Defensa Nacional.
El decreto 734/978 (ratificado por el Poder Ejecutivo con algunas modificaciones por el decreto 350/986), reglamenta la ley 14.670, del 20 de diciembre de 1978, que establecía la función reguladora del organismo: "Artículo 2º. No podrá instalarse ni funcionar ningún tipo de estación radiodifusora, para cualquier clase de servicio, aunque sea con carácter experimental o provisional, sin la previa autorización del Poder Ejecutivo. Toda modificación de los equipos de transmisión ubicados en las plantas emisoras, así como de las condiciones de funcionamiento de los mismos requerirá de la previa autorización de la Dirección Nacional de Comunicaciones".
En el caso de las sociedades (anónimas, colectivas, de responsabilidad limitada, etc.) todos los integrantes deben obtener la autorización como permisarios para constituirlas. También se establece que las sociedades por acciones, anónimas o comanditarias, deberán serlo por acciones de tipo nominativo. Esto permite al Poder Ejecutivo la individualización de los accionistas, lo que no es posible en el caso de sociedades por acciones al portador.
Para ser permisario de un medio se requiere ser ciudadano legal o natural, por lo cual la legislación imposibilita la presencia de inversores extranjeros en los medios. Esto, de hecho, se suele eludir mediante el nombramiento de testaferros que sí cumplan la norma legal.
La concesión de las ondas había sido en el país renovable cada cinco años, según regulaba un decreto de 1956. Durante la dictadura no se fijaron plazos para las concesiones, y tampoco lo hizo el decreto de 1986, por lo que las autorizaciones son eventualmente perpetuas.
Restricciones a la concentración
La ley establece en el artículo 12 del decreto 734/978 ratificado en el año 86, que “Una persona no puede ser beneficiada ... con la titularidad total o parcial de más de dos frecuencias en cada una de las tres bandas de radiodifusión tampoco puede ser titular, total o parcialmente, de más de tres frecuencias de radiodifusión en total en las tres bandas citadas (AM-FM-TV)...”. Estas limitaciones legales no son un freno a las formas oligop6tícas y monopólicas, en especial en el Interior del país, donde la propiedad concentrada de los canales de televisión y de las emisoras radiales es tan frecuente.
Uno de los principales mecanismos para eludir la restricción legal es que una persona que cuenta con el máximo de autorizaciones de acuerdo a lo reglamentado por el mencionado artículo, haga un acuerdo con una segunda persona que no tiene ninguna autorización para explotación de ondas difusoras, de modo que el nombre que aparece como permisario no responde a la realidad del beneficio económico proveniente de la explotación de la frecuencia. Los casos de los testaferros parecen ser muy comunes en el interior del país. Por otra parte, como la disposición legal hace referencia a individuos y no a familias o grupos familiares, la titularidad de diferentes ondas por parte de distintos miembros de una misma familia o grupo asegura la concentración de la propiedad o usufructo de los medios, evitando la limitación legal.
En el caso de los medios de comunicación nunca se aplicó la categoría grupo económico para evaluar las concesiones o transferencias de permisos; este concepto, en cambio, sí lo han aplicado otros organismos del Estado como el Banco Central del Uruguay (BCU) o el Banco de Previsión Social (BPS). En el caso del sistema financiero, existe una regulación que –por la seguridad del sistema- establece que una institución financiera no puede concentrar créditos en un mismo grupo económico más que un determinado porcentaje de su patrimonio; a efectos del control, en determinado momento el BCU construyó un registro de grupos económicos, utilizado por la Supervisión de Instituciones de Intermediación Financiera. En el caso de la previsión social, para evitar fenómenos de evasión de aportes y de responsabilidades laborales, el BPS estableció la responsabilidad solidaria entre los integrantes de un mismo grupo económico –integrado por empresas y personas- y realizó investigaciones y adoptó decisiones específicas sobre la existencia de tales grupos.
Esta práctica nunca fue tenida en cuenta por los organismos reguladores de las comunicaciones por medios electrónicos.
Revocación
Un elemento que agrega facultades de decisión sobre los permisarios es la posibilidad que se reserva el Poder Ejecutivo de revocación de la autorización, establecida en la ley 14.670 de Radiodifusión. La misma podrá hacerse en caso de transgredir las normas de funcionamiento y emisión que establece la ley, y "cuando las emisiones, sin configurar delito o falta, pudieren perturbar la tranquilidad pública, menoscabar la moral y las buenas costumbres, comprometer la seguridad o el interés públicos, o afectar la imagen o el prestigio de la República" (Inciso 4º del artículo 3º). Naturalmente el criterio de establecer cuándo se perturba la tranquilidad pública, etc, queda en manos del Estado, que además de los aspectos técnicos controla los del contenido que las emisoras dan a sus mensajes.
“Derecho de herencia”
El concepto "propiedad" de los medios electrónicos (TV, radio), implica entonces: 1) la concesión, a individuos o empresas, de la explotación de ondas hertzianas, las cuales son consideradas patrimonio de la humanidad, y 2) la propiedad por parte de esos individuos o empresa, de aquellos medios de producción -equipos, locales- necesarios para explotar la frecuencia de onda adjudicada por el Poder Ejecutivo.
Una de las particularidades en relación a la propiedad en los medios electrónicos de comunicación es que no existe el derecho de herencia sobre las concesiones de ondas, desde un punto de vista jurídico formal. Ese derecho opera sobre la propiedad de empresas y medios de producción y de cambio en cualquier actividad económica, y constituye uno de los fundamentos imprescindibles de los procesos de concentración. Pero en los medios electrónicos los herederos no pueden alegar ese derecho jurídico para mantener la concesión otorgada. Tampoco existe un derecho de transferir la adjudicación, vendiéndola a otras personas. Todo cambio de adjudicatario o concesionario debe ser resuelto por el Poder Ejecutivo.
Sin embargo, de hecho, la restricción legal suele ser eludida. Los herederos se presentan y solicitan se les conceda la adjudicación de que antes gozaba su antecesor, petición a la que, normalmente, el Gobierno accede. Cuando se trata de transferir la titularidad hacia otras personas -ajenas o no a la familia-, el titular puede irlas incorporando en la concesión realizando la previa solicitud al Poder Ejecutivo. Una vez incorporados el o los nuevos titulares, quien transfiere se retira, renunciando a la concesión y comunicándolo al P.E., quien debe autorizar tales cambios. Este proceso jurídico formal suele tener una contrapartida económica: la venta de la transferencia. Quien ingresa a la onda compra la concesión a quien se retira; hay un movimiento de capitales paralelo, y formalmente independiente, del proceso jurídico administrado por el Gobierno.
3.2.2. Televisión para abonados
En el caso de la televisión para abonados –en particular en la modalidad cable- no existe ningún tipo de “monopolio natural”. Sin embargo, las normas que se establecieron para el sector son similares a las de televisión abierta y radio.
Las leyes y decretos que regulan la TV para abonados son las siguientes .
La primera norma jurídica que definió y estableció el régimen de explotación del servicio de televisión por cable fue el decreto 119/990, del 7 de agosto de 1990. Establece el régimen vigente para la televisión para abonados (TV cable y área codificada).
“El decreto 349/990 define el servicio de televisión para abonados como: El servicio de telecomunicaciones que se propaga por medio de señales codificadas o una guía artificial (cable o similar) y cuyas emisiones están destinadas a la recepción directa por abonados. Asimismo, establece que dicho servicio puede ser operado por personas físicas o jurídicas, públicas o privadas”.
La autorización para operar el servicio de televisión para abonados dependía del Poder Ejecutivo, previo asesoramiento de la DNC o la URSEC, y ahora depende directamente de la URSEC.
“Las autorizaciones para operar servicios de TV cable o codificada tienen una vigencia de diez años y son de carácter personal. La titularidad de las autorizaciones está limitada a los ciudadanos naturales o legales, sea como personas físicas o formando personas jurídicas”.
“Al tener un carácter personal, está prohibida toda negociación que implique directa o indirectamente un cambio en la titularidad de las autorizaciones. Si la interesada en ser autorizada para operar el servicio es una persona jurídica en forma de sociedad anónima, sus acciones serán nominativas (no al portador). La transferencia o cambio en la titularidad de esas acciones deberán ser sometidos a la autorización del Poder Ejecutivo”.
“La legislación nacional no considera a la televisión para abonados ni las comunicaciones vía cable como servicio público ni como servicio de interés público. Tampoco diferencia TV cable de comunicación vía cable. En cuanto al servicio de televisión para abonados, no diferencia entre el propietario de la red, el operador de la misma y los proveedores y productores de programación”.
El decreto 115/2003 del 25-3-2003 permite la introducción de operadores en el sistema de TV paga sin necesidad de llamados a explotación de ese servicio por parte del Poder Ejecutivo. El Estado no podría negar la concesión de nuevas licencias a las empresas que así lo soliciten y que cumplan con todos los requisitos establecidos en el decreto. De acuerdo al decreto las licencias se otorgarían a pedido de parte como solución de principio y excepcionalmente a través de procedimientos competitivos.
Por otro lado, se introduce el concepto de que las redes de televisión por cable son un servicio público, por lo que sus operadores están obligados a brindar acceso o interconexión, sin perjuicio del cobro de un peaje por parte de quien sea propietario de esos cables –tal como ocurre en todos los países desarrollados. Dice al respecto el art. 3º. del mencionado decreto:
“Red Pública de Telecomunicaciones: es el conjunto de nodos, enlaces, medios y sistemas que posibilita la conexión entre dos o más puntos a fin de hacer efectiva la telecomunicación entre ellos. Estas redes, en tanto se utilizan para dar servicios al público en general, son consideradas redes públicas de telecomunicaciones y su operador dará interconexión y acceso a otros operadores, prestadores, usuarios o clientes de conformidad con las condiciones establecidas en el reglamento respectivo”.
3.2.3. Televisión satelital
La llegada de la TV satelital directa al hogar fue retrasada en Uruguay por la presión de las empresas instaladas, lo que se tradujo en falta de autorización gubernamental –durante el Gobierno 1995-1999 (Julio María Sanguinetti). Sólo se permitía la instalación de la televisión satelital como “una extensión tecnológica de la zona de cobertura de abonados” de los operadores ya instalados. Entre las exigencias, las señales a transmitirse debían ser elevadas hacia el satélite desde el suelo nacional. Esto implicaba recibir las señales, volverlas a enviar a un satélite, para nuevamente recibirlas. Durante un período, la única empresa autorizada para ofrecer el servicio en Uruguay –y exclusivamente en el ámbito rural- fue TDH, propiedad de Montecarlo, Saeta, Teledoce y, en menor proporción, del canal oficial y unos 55 permisarios de TV cable.
Por otra parte, un decreto del mismo gobierno, prohibía la importación de decodificadores, sintodecodificadores y/o receptores-decodificadores destinados al servicio de televisión para abonados, sin la previa autorización otorgada al importador por parte de la Dirección Nacional de Comunicaciones.
Durante el gobierno de Jorge Batlle se liberalizó la TV satelital, reviendo decretos del anterior gobierno. El nuevo decreto (30-5-2000) autorizó la recepción en forma directa de la señal de la televisión satelital para abonados. Estableció que todas las empresas que quieran representar a compañías internacionales en el mercado uruguayo, pueden hacerlo registrándose en el BPS y en la DGI. Al margen de las disposiciones vinculadas con la instalación de empresas de comunicaciones, el decreto autoriza a cualquier particular a instalar el sistema sin necesidad de anunciarlo al organismo regulador de las telecomunicaciones.
El 3-4-2001 el Poder Ejecutivo autorizó a Galaxy Entertainment Argentina (GEA), distribuidora local del sistema DirecTV, como titular de los derechos de televisión satelital para abonados en todo el territorio uruguayo, sin perjuicio de que otras firmas puedan ofrecer ese régimen de TV para abonados en el país.
3.3. Los dueños de los medios
3.3.1. Televisión
La organización de la oferta de televisión se compone de dos grandes grupos de agentes: los productores de contenidos y los operadores de televisión –en diferentes sistemas, si bien existen operadores que, a su vez, sean productores de contenidos.
Operadores de televisión Productores de contenidos
TV abierta
Canales nacionales con base en Montevideo Canal 4
Canal 10
Canal 12
Canal 5 Canales nacionales con base en Montevideo
Redes nacionales Rutsa
Sodre Señales extranjeras
Repetidoras locales 26 canales /o repetidoras privadas
29 del SODRE Productoras independientes de programas
TV para abonados Cable Operadores de TV para abonados de Montevideo Montecable
Nuevo Siglo
TCC
TVC
Multiseñal
Señales extranjeras
Canales nacionales
MMDS Operador técnico y de programación Equital TV Ciudad
Tenfield
UHF Operadores de cable del Interior Más de 90 sistemas VTV Uruguaya
TV Libre
TV satelital Direct TV Señales extranjeras
A. La TV abierta en Montevideo
La televisión abierta en Montevideo, está conformada por los 3 canales privados (4, 10 y 12) y el canal oficial (5). Los 3 canales privados son la “cabecera” de tres grupos económicos que, en conjunto, controlan oligopólicamente los medios masivos de comunicación.
La propiedad de estos medios se encuentra muy concentrada. Los "3 grandes" (Grupo Romay Salvo propietario de Canal 4, Grupo Fontaina De-Feo propietario de Canal 10 y Grupo Scheck y Asociados propietario de Canal 12) controlan directamente los canales abiertos privados montevideanos, 4 de las 5 emisoras de TV para abonados de la capital, también directamente o a través de RUTSA controlan la casi totalidad de la TV abierta privada del interior y a través de Equital controlan aproximadamente la mitad del mercado de TV para abonados del Interior. Uno de esos grupos (Scheck y Asociados) controla, además, el diario de mayor circulación (El País).
La posición oligopólica de los “3 grandes” se sustentó en una privilegiada relación con el Estado. Esta relación sufrió deterioros durante la primer mitad del gobierno de Jorge Batlle .
El canal oficial, Tveo –antes Sodre (Sistema Nacional de Televisión)- cubre, a partir de Montevideo, todo el territorio nacional por medio de 29 repetidoras ubicadas en las principales ciudades capitales del Interior del país. La casi totalidad de la producción televisiva del Sodre era realizada por productores independientes. En los años 90’, mediante el mecanismo de los productores independientes, el canal oficial incrementó significativamente su facturación de publicidad.
El esquema uruguayo de descentralización se asemeja al norteamericano. “En Estados Unidos el modelo de descentralización es más simple, basándose en estaciones locales sin apenas otro programa propio que el informativo. Las 3 redes, netoworks, significan alrededor del 65% de la emisión en las emisoras afiliadas y hasta el 90% de la programación en los ‘prime time’ (desde las 20 a las 23 horas)”.
“Las emisoras locales asociadas tienen una programación propia que no alcanza al 10% de la programación, cubriéndose la diferencia entre ésta y la programación en cadena con programas sindicados. Son, por lo tanto, emisoras de exhibiciones de programas ajenos” .
B. La TV abierta en el Interior
Operan en el Interior 55 canales y repetidoras de televisión abierta –29 del SODRE y 26 privadas. Estas últimas, por sus dimensiones son PYMES, si bien algunos son la base de pequeños grupos locales que controlan, a su vez, otros medios (TV abonados, radios, prensa).
La televisión privada del Interior del país, esta controlada en su casi totalidad por los “3 grandes”, ya sea por medio de canales propios, como por medio de RUTSA (Red Uruguaya de Televisión Sociedad Anónima), cuya propiedad comparten los "3 grandes" .
La red llega a todos los departamentos del Interior, a excepción de Soriano, Maldonado (donde funcionan repetidoras del Canal 4 y del 12), y de los departamentos a donde llega directamente la TV de la capital (Canelones, San José, Flores y Florida).
También funciona en el Interior el Sistema Nacional de Televisión (SNT) que básicamente retransmite la programación de Canal 5, salvo en Melo donde posee alguna programación propia.
C. La TV para abonados en Montevideo
Existen 95 sistemas operando en todo el país en modalidades cable, MMDS y UHF (105 son los autorizados).
La TV para abonados en Montevideo está estructurada en base a 4 empresas pertenecientes a los "3 grandes" y una empresa independiente. Los “3 grandes” crearon una empresa conjunta -Equital- para operar en la TV para abonados (programación, apoyo técnico, etc.). Dicha empresa funciona como el operador de las tres empresas de cable y de Multiseñal en Montevideo, y en el interior de una treintena de sistemas más; además comercializa varias señales internacionales y las de los propios canales privados.
Las 4 empresas de Equital son: Montecable propiedad de Canal 4, TCC propiedad de Canal 10, Nuevo Siglo propiedad de Canal 12, las 3 en la modalidad cable, y Multiseñal que opera en la modalidad TV aérea codificada sistema MMDS.
La otra empresa es TVC, perteneciente actualmente al Grupo Clarin de Argentina, también en TV aérea codificada sistema UHF. Este grupo controla un grupo de cables del Interior que habían sido adquiridos por el Grupo Otegui –quien finalmente se retiró de la actividad televisiva.
Los 3 canales cable emiten más de 60 señales –incluyendo las de servicio premium-, teniendo cada una un canal destinado a producciones propias; también emiten TV Ciudad, un canal de la Intendencia Municipal de Montevideo. TVC tiene una programación que se compone de más de 20 señales que reparte entre sus 8 canales. Todavía no ha logrado concretar programación propia.
El mercado de la TV por cable, que tuvo por líder a TVC, experimentó un dramático giro a partir de 1998/99 debido al papel que jugaron los contratos de emisión del fútbol uruguayo –con Tenfield como principal protagonista.
En febrero de 1998, Montecable, Nuevo Siglo y TCC (propiedad de los canales 4, 12 y 10 respectivamente) representaban el 37% del mercado mientras el 63% correspondía a TVC y Multiseñal . En el transcurso de un año Nuevo Siglo, Montecable y TCC duplicaron sus abonados.
A comienzos de 2002, ya en un cuadro fuertemente contractivo del mercado, la distribución del número de abonados de la TV cable en todo el país era: 67,5% cables vinculados a Equital, 22,5% grupo Clarín (TVC y algunos canales del Interior) y 10% cables independientes del Interior del país.
D. La TV para abonados en el Interior
El primer lugar donde se desarrolló la TV para abonados fue en el Interior del país. Desde los primeros pasos de Viscardi en San Gregorio de Polanco, en 1988, la TV para abonados llegó a alcanzar una penetración del 46%. Existen actualmente unas 90 empresas que operan en el Interior -que en 2000 contaban con 290.000 abonados. De estas empresas, aproximadamente la mitad operan en forma independiente (no están asociadas a Equital, la empresa de los "3 grandes") –y muchas de ellas se agrupan en la Cámara Uruguaya de TV para Abonados. Entre las asociadas a Equital, una gran parte de ellas pertenece a grupos locales que, a su vez, controlan el canal local de TV abierta (repetidor de RUTSA) o alguna radio u otro medio de comunicación.
Las emisoras de TV cable del Interior transmiten en promedio unas 25 señales televisivas. En teoría las empresas de TV cable deberían generar una señal propia, lo que es en general de muy difícil cumplimiento para las emisoras del Interior.
Las emisoras independientes, obtuvieron una fuerte victoria sobre las emisoras de Equital, al obtener un acuerdo con Torneos y Competencias, que permitió incluir los goles del fútbol uruguayo. Este fue un fuerte argumento usado por estas emisoras en su competencia con Equital, allí donde hubo competencia. Pero ésta situación cambió con el fin del contrato entre Torneos y Competencias y la AUF.
Tenfield es la nueva dueña de los derechos del fútbol uruguayo por 10 años –no lo es más la compañía argentina Torneos y Competencias- y creó una señal en la cual se transmiten los encuentros del fútbol uruguayo del fin de semana, compactos y un nuevo programa con periodistas deportivos uruguayos top . Sin embargo, algunos “cableros” integrantes de la Cámara Uruguaya de TV para abonados no han podido negociar con Equital .
La gran mayoría de los operadores de televisión para abonados del Interior son PYMES, si bien el crecimiento y la valorización de algunas de ellas (en Ciudad de la Costa, Maldonado, etc.) las ha llevado a transformarse en medianas o grandes empresas –para la escala uruguaya. A su vez, 6 cables del Interior pertenecen al grupo argentino Clarín –cuya cabecera es TVC.
E. La televisión satelital directa al hogar
Con la liberalización de la TV satelital se instaló Direct TV mediante alianza con distribuidores locales. En su fase inicial accedió a unos 5.000 abonados.
Cuenta con más de 150 canales, entre ellos de música y de radio, servicio de videoclub en pantalla (que permite el acceso a películas que aún no han sido estrenadas en las señales especializadas), tecnología digital que mejora la calidad de la imagen y el audio, información on-line sobre los contenidos, etc. Para acceder al servicio se necesita una pequeña antena parabólica de 60 centímetros y un decodificador.
La expansión de Direct TV encuentra un fuerte escollo en la estrategia de los “3 grandes”, que le impiden el acceso a las señales de TV abierta (canales 4, 10 y 12) y le niegan vender los derechos de televisación del fútbol uruguayo –en base a los contratos con Tenfield. Direct TV denunció a Equital por cartelización del mercado y el tema estaba siendo investigado por la Dirección General de Comercio.
E. Señales nacionales de televisión
Con la llegada de la TV para abonados, han comenzado también a aparecer nuevas señales uruguayas: Indice, Maxi Visión, Prisma, etc.
Una que adquirió relieve es Señal 1, una señal satelital de contenido predominantemente informativo que incluía entretenimientos y deportes en un 50% de su programación. Se difundía en los canales del grupo de TVC y cables independientes del Interior, en Argentina y Paraguay .
Esta señal fue adquirida por el grupo Fasano –diario La República, 1410 AM Libre, proyectos de prensa en el Interior, etc.-, desde donde se concretó el acceso a las señales del Mundial de Fútbol Corea/ Japón, que luego llegó a todos los sistemas de televisión del país. La carencia de un poder jurídico de venta por parte del último titular, hizo fracasar finalmente la transferencia de Señal 1 al grupo Fasano. Finalmente, desapareció.
Recientemente, el grupo Fasano puso en marcha una nueva señal: TV Libre.
Por otra parte, emergió otra una nueva señal: VTV Uruguaya. Buscando ocupar el espacio dejado por Señal 1, su programación tiene una fuerte carga informativa y programas deportivos, con destacados personajes conduciendo los espacios . Luego de establecer un tipo de alianza entre VTV y el Grupo Casal, los integrantes de este grupo adquirieron el paquete accionario de la productora.
La IMM dispone de su propia señal: TV Ciudad, que se emite por los cables que integran el acuerdo que dio origen al FONA (Montecable, TCC, Nuevo Siglo); mediante un acuerdo con TVC, parte de su programación se emite por medio de los canales de esta empresa. TV Ciudad tiene producción propia de programas, a la vez que difunde producciones artísticas nacionales –vídeo clips, documentales, etc.- realizados por terceros.
Pero Tenfield, la empresa del grupo Casal, es la más importante de las nuevas señales, pues incursiona en el principal negocio asociado a la TV: el fútbol. En este negocio el antecedente fue el de Torneos y Competencias, que en 1994 había adquirido a la AUF – Asociación Uruguaya de Fútbol los derechos de televisación .
Tenfield S.A. –sociedad de Paco Casal y los exjugadores Enzo Francescoli y Nelson Gutiérrez- se formó en 1998 como una empresa productora de TV. Incursionando en un terreno en que los canales de los “3 grandes” nunca lo habían hecho –pues no aceptaban pagar por las imágenes del fútbol-, Tenfield adquirió por 10 años los derechos del fútbol uruguayo por una suma global de U$S 50 millones . Esta transacción generó polémicas . Luego de diversas negociaciones los “3 grandes” debieron ceder: “Entre Casal y los canales privados hubo un acuerdo global que incluía no sólo la transmisión oficial de la partidos y exclusividad en la exhibición de los goles, sino además la realización de programas deportivos a cargo de un abigarrado elenco de periodistas” .
Tenfield, que se ha constituido en una gran empresa, es el principal productor de programas deportivos del Uruguay, para la televisión, pero con ramificaciones hacia la radio y otros negocios colaterales. De hecho, Tenfield es un sports broker, que aprovecha la nueva tendencia internacional a una mayor integración de los grandes deportes en la gran industria del entretenimiento.
3.3.2. Radio
Entre las emisoras de mayor potencia se encuentran las que pertenecen a los “3 grandes” de la TV: CX 12 Radio Oriental y CX 20 Radio Montecarlo, del grupo Romay Salvo, y CX 16 Radio Carve, del grupo Fontaina-De Feo.
Este potencial técnico -que tiene un fundamento económico en la mayor acumulación de capital de los "3 grandes"- es el que posibilita establecer ciertas relaciones de dependencia entre las radios del Interior y las grandes radios capitalinas -y sus grupos propietarios-. En la práctica, para ciertos programas -como los informativos- gran parte de las radios locales se transforma en mera retransmisora de lo que emiten las grandes radios de Montevideo .
Con base en las radios de Montevideo, se han conformado algunos mini-grupos que, en algunos casos, tienen extensiones hacia el Interior del país: Zalcberg, grupo Claxson, De María, Rupenian, grupo Del Plata, Lecueder, etc.
3.3.3. Prensa
El diario El País es el de mayor tiraje, representando más del 60% de las ventas de este tipo de publicación. Pertenece al grupo Scheck y Asociados que, además, tiene una fuerte inserción en el sector televisivo. La imprenta de El País, además de imprimir el diario, imprime revistas (para asociaciones o empresas) y libros (Ediciones de la Plaza). Varias secciones o suplementos del El País se editan por “productores independientes”. Este diario, así como otras publicaciones, vende servicios de distribución (por ej. a empresas que quieren distribuir catálogos publicitarios), repartiendo tales catálogos junto a su edición.
El diario Ultimas Noticias pertenece al grupo coreano Moon y se imprime en Imprenta Polo, que también es propiedad de dicho grupo –que también edita el semanario Tiempos del Mundo. Impresora Polo imprime también otras publicaciones.
El diario La República pertenece al grupo Fasano con proyecciones hacia otras áreas comunicacionales (radio, TV). En distintos momentos creó otros órganos de prensa, pero que tuvieron corta existencia.
El diario El Observador pertenece a una rama del Grupo Peirano –asociada a capitales catalanes.
Los principales semanarios son Búsqueda y Brecha. Este último es independiente, mientras que en el capital accionario y la dirección de Búsqueda han ingresado en los últimos años capitales asociados a la constelación de grupos vinculados a El País, Canal 12 y Nuevo Siglo: Aguirre, Cardoso y Pombo (grupo Disco) y Baridón.
4. LOS AGENTES CONTROLADORES DE LOS MEDIOS. SUS PRINCIPALES CAMBIOS
Si bien el “mapa” del poder económico en los medios masivos de comunicación de Uruguay, con el control oligopólico de los “3 Grandes”, ya tiene una larga trayectoria histórica, ese “mapa” sufrió importantes modificaciones a partir de la década del noventa.
Los principales cambios fueron, sintéticamente, los siguientes:
• La diversificación y extensión de los medios masivos de comunicación, sobre todo por la incorporación de la televisión para abonados –en sus diversas modalidades-, así como por numerosas nuevas asignaciones de ondas de radio en el modo FM. Este crecimiento incorporó al “mapa” a nuevos jugadores, que no estaban presentes al comenzar la década del noventa .
• Los “3 Grandes”, aprovechando su relación privilegiada con el Estado, recrearon su control oligopólico sobre las nuevas áreas y, en particular, sobre la televisión para abonados. Se amplió y profundizó su poder económico y político y, en el cuadro de la expansión del consumo cultural, pasaron a controlar una de las actividades más dinámicas de acumulación de capital. Este proceso tiene un “detente” con la crisis económica iniciada en 1999, que les generó nuevas problemáticas y contradicciones. Asimismo, su relación con el Estado sufrió, al menos transitoriamente, algunos golpes durante la gestión presidencial de Jorge Batlle. En algunos momentos, emergió la posibilidad, que no llegó a concretarse, de que algunas de las bases de poder de estos grupos –como Equital en la TV para abonados- fuera vendida a capitales extranjeros, lo cual hubiera significado un retroceso estratégico en su poder económico. La relaciones de cooperación y competencia entre los “3 Grandes” pasó por diferentes fases en los últimos años.
• La evolución de los “3 Grandes” fue dispar. El grupo Romay-Salvo perduró como el grupo más sólido y unificado en su estrategia, que mantuvo una mayor dinámica económica –en base a una mayor capacidad de captación de públicos. El grupo Fontaina – De Feo se enfrenta a una grave crisis interna, con enfrentamientos –incluso en los estrados judiciales- entre las dos familias que constituyen el grupo y que emergieron a luz una vez estallada la recesión –que redujo la disponibilidad de recursos publicitarios y los provenientes del abono a la TV Cable. No se descarta la venta de algunas de las empresas más importantes. Los grupos que conforman una constelación en torno a El País, Canal 12, Nuevo Siglo y una red de otros medios (Grupo Scheck y Asociados) existen como una alianza dinámica entre diferentes intereses, pero que pudo mantener una unidad de acción en base al control de la gestión económica por parte de los Scheck; pero los recambios generacionales ponen en cuestión esta hegemonía y la capacidad de una gestión unificada.
• Entre los nuevos jugadores que emergieron en la última década, destaca el Grupo Casal –basado en el negocio del fútbol y del comercio internacional de jugadores- que se incorporó a la actividad mediática mediante una empresa productora de contenidos, Tenfield S.A., que es un verdadero sport broker internacional. Este es el primer grupo que, desde lo específico pero importante de su negocio (el deporte), pudo enfrentarse a los “3 Grandes” e imponerles condiciones –entre ellas las de pagar derechos. La acción de este grupo incidió en la competencia entre los diferentes agentes del sector televisivo.
• También se incorporaron al “mapa” jugadores extranjeros –aún no estando estrictamente habilitados por la normativa vigente. Los más importantes son el Grupo Clarín de Argentina, que le entabló competencia a los “3 Grandes” en el mercado de la televisión para abonados, y DirecTV, que entró a competir con ellos a partir de la televisión satelital directa al hogar. Los “3 Grandes” lograron sobrellevar dicha competencia y frenaron la expansión de estos agentes extranjeros –usando inteligentemente sus alianzas (con el Estado, con Tenfield y otros).
• La alianza entre los “3 Grandes” no ha estado exenta de contradicciones a lo largo de los últimos años; en algunos casos parecía que los enfrentamientos los colocaban al borde de la ruptura, pero finalmente superaron la situación. Actualmente, se está pasando por un nuevo momento crítico de la alianza, que tiene en su eje el acceso a los derechos de transmisión del fútbol –y en particular las negociaciones con el Grupo Casal.
Para analizar con más detalle la evolución de la estructura del poder económico en los medios de la capital y, en particular, su “mapa” actual, consideraremos sucesivamente:
• A. Los “3 Grandes”,
• B. Otros Grupos Económicos o Proto-Grupos nacionales con presencia en los medios,
• C. Los capitales extranjeros con presencia en los medios,
• D. Las empresas independientes.
Al analizar estas categorías se deberá tener presente la dualidad propia de la actividad de los medios masivos de comunicación: a) productores de mercancías particulares (la mercancía Audiencia y la mercancía Acceso a la TV) que es fuente de ingresos y de una acumulación de capital; b) productores y/o difusores de símbolos, que inciden en la reproducción ideológica, política y cultural de la sociedad.
En cuanto acumulación de capital, sólo una pequeña parte de los agentes que intervienen en los medios pueden ser considerados “grandes capitales”. La mayoría de las empresas de radio, televisión abierta y para abonados del Interior, y prensa escrita de esa región, son PYMES desde una perspectiva económica (la midamos por el capital acumulado, las ventas o el personal empleado). Aún cuando en varios casos debamos hablar de “grupos locales” –que controlan una diversidad de medios en capitales departamentales, por ejemplo-, desde el punto de vista de la acumulación de capital no dejan de ser pequeños o medianos capitales.
Pero en cuanto control de la difusión simbólica, como generadores y/o difusores de mensajes y de contenidos culturales, políticos e ideológicos, que contribuyen a la formación cultural de la sociedad y a la formación de la opinión pública, quienes controlan varios medios (por ejemplo, una radio, un canal abierto y un canal cable, un órgano de prensa) en una localidad o en una capital departamental, aún siendo PYMES desde una perspectiva económica, constituyen una concentración desde el punto de vista de la comunicación social. Forman parte de un monopolio al que sólo accede un número limitado de empresas y personas.
De ahí la validez del concepto de “grupos locales” que aplicaremos principalmente a las concentraciones del Interior del país.
4.1. Los “3 Grandes”
4.1.1. Orígenes y desarrollo de los Grupos
Los “3 grandes” se constituyeron en Grupos Económicos -en su sentido cabal que se definió anteriormente, como grandes capitales diversificados- a partir de la explotación de las posibilidades abiertas por una innovación tecnológica, la televisión, que se introdujo en el país desde mediados de la década del cincuenta.
Con anterioridad a esta introducción, existía el diario El País, como empresa más política que económica, que agrupaba a los capitales y a las personas que luego lideraría la familia Scheck; y la familia Romay Salvo, con una sólida base ganadera y una radio que, más que como un negocio, operaba como un pasatiempo. La actividad radial, en general, constituía un pequeño negocio familiar en el que trabajaban, muy mal pagos, aficionados y parientes de los concesionarios; no era todavía una base importante de acumulación de capital. De esa actividad -con CX 16 Radio Carve y CX 24 La Voz del Aire- partiría lo que luego seria el grupo Fontaina-De Feo.
Con el “boom” de las comunicaciones a nivel mundial -primero la radio, luego la televisión- algunos descubrieron el poder político escondido y las potencialidades económicas encerradas en esas nuevas tecnologías, transformándose en los operadores de ese poder o vinculándose a los que ya estaban en los medios. La habilidad personal y las vinculaciones con el aparato estatal devinieron condiciones para que, en pocos años, los nuevos empresarios de los medios dieran el salto que los transformó en grandes capitales, aun en aquellos casos que partieron de una escasa acumulación inicial - como el caso de los Fontaina -. Mientras el diario El País estaba ligado a los intereses políticos del Partido Nacional, los Romay se vinculaban a los sectores más derechistas del Partido Colorado. A este último también estaban asociados los Fontaina: el hijo de Raúl -el fundador- fue electo Diputado.
Entre 1956 y 1962 se sentaron las bases técnicas de la televisión y de la emergencia, como grupos económicos, de los “3 grandes”. El 7-12-1956 fue la primera emisión oficial de Saeta TV Canal 10 con un equipo de transmisión de TV donado y con equipos técnicos que lograban una mínima potencia de transmisión, permitiendo llegar con nitidez a San José y Atlántida y la captación de imágenes en un radio de 50 kmts. La fundación de este canal se debió a la labor pionera de Raúl Fontaina. En el primer directorio de la nueva empresa figuraron, además, los Romay Salvo y varias personas que luego serían concesionarias de medios en el Interior: Dini, Figueira, Lucas, Marroche, Ois, Ordoqui, Pera, Ravazzoni, Saravia, etc.
Casi cuatro años y medio después y luego de algunos intentos primarios, el 23-4-1961 salió al aire la segunda emisora de televisión: Montecarlo TV Canal 4, de propiedad de la familia Romay. El 2-5-1962 comenzó sus emisiones Teledoce, con la gerencia de Raúl Galana que posteriormente sería reemplazado por el ingeniero Horacio Scheck, que permanecería al frente del canal hasta su muerte relativamente reciente. El origen de este canal estuvo en las experiencias pioneras del lng. Giampietro -iniciadas a fines de la década del cuarenta-; luego de la obtención de la frecuencia se constituyó una sociedad en la que los Scheck pasarían a desempeñar un papel relevante.
Completó el panorama fundacional de la TV la salida al aire del canal oficial a cargo del SODRE el 19-6-1963.
Desde mediados de la década del sesenta comenzaron las concesiones de ondas para la explotación de la televisión en el Interior del país, proceso que se prolongó durante la década del setenta. En ese proceso, en el que fueron frecuentes los cambios de titulares de las ondas, los propietarios de los 3 canales privados montevideanos fueron incorporando a su ámbito de explotación varios canales del Interior, ya sea directamente por medio de concesiones a diversos miembros de la familia, ya sea indirectamente por medio de testaferros. Se inició así una fase de centralización del capital vinculado a la TV, que alcanzarla sus niveles más altos con la constitución de RUTSA y la subordinación a los “3 grandes” de la totalidad de los canales televisivos abiertos del país.
La formación de la Red fue habilitada por la Resolución 1659/980 del 22-7-1980 del Poder Ejecutivo de la dictadura, fundamentada en la necesidad de adoptar medidas para solucionar el problema planteado por la penetración de la televisión de los países limítrofes. El artículo 3o. autorizó al sector privado de televisión de Montevideo a estructurar una empresa que operara una cadena de televisión.
Paralelamente, dirigieron sus inversiones hacia otros medios de comunicación y/o hacia otro tipo de actividades, productivas o comerciales, combinando estrategias de “conglomeración” (diversificación) y de “integración vertical”. La constitución de la gremial ANDEBU contribuyó a reforzar la centralización de su poder económico y político. En ese proceso quedaron configurados como grupos económicos, hegemónicos en el complejo de los medios masivos de comunicación.
Una nueva fase en el desarrollo de los “3 Grandes” sobrevino con la introducción de la televisión para abonados en el país, a partir de 1993. A partir de entonces, se autorizó la instalación de más de 100 sistemas de televisión para abonados en sus diversas modalidades: 5 en Montevideo y el resto en el Interior. En Montevideo, el tendido de cables empezó mucho más tarde que en el Interior (diciembre de 1995), debido a que el llamado fue posterior y a que sobrevinieron conflictos entre los adjudicatarios –predominantemente los “3 Grandes”- y la Intendencia Municipal de Montevideo .
Los “3 Grandes” se presentaron y resultaron adjudicatarios de varios sistemas en el Interior del país y de 4 de los 5 sistemas autorizados en Montevideo. Además, crearon una empresa conjunta de servicios – Equital S.A.-, que provee a los sistemas de estos 3 grupos y a un gran número de cableros “independientes” del Interior, de servicios técnicos, de cableado y de la programación –mediante acuerdos principalmente con las señales internacionales. De este modo, reprodujeron con las empresas de cable del Interior las relaciones de dependencia que ya habían establecido –por medio de RUTSA- con las empresas de TV abierta de esa región del país; en rigor, muchos de los cableros vinculados a Equital son los mismos titulares de los canales abiertos vinculados a RUTSA (tal como se analizará en la segunda parte de este Informe).
De cualquier modo, a diferencia de la televisión abierta, en la televisión para abonados la hegemonía de los “3 Grandes” no es total. No sólo por la existencia de otros grupos –como Clarín- sino también por la conformación de un grupo de cables independientes, que incluso crearon su propia gremial (Cámara Uruguaya de Televisión para Abonados). En las relaciones conflictivas y competitivas entre los “3 Grandes” y los canales y cables subordinados, por una parte, y el Grupo Clarín y los cables independientes, por la otra, jugó un papel fundamental la negociación de los derechos de transmisión del fútbol –originalmente a cargo de Torneos y Competencias, y en los últimos años a cargo de Tenfield S.A.-.
La expansión que implicó la introducción de la televisión para abonados, transformó a los “3 Grandes” en uno de los segmentos más poderosos del poder económico en el país. Los ingresos provenientes de los abonados al cable se sumaron a los de la publicidad que perciben por la televisión abierta –y otros ingresos. Más aún, cuando ya había comenzado la caída de ingresos de la televisión abierta (por contracción del gasto publicitario, público y privado), el crecimiento de la televisión para abonados pudo compensar esa caída –hasta que la crisis derrumbó también los ingresos de esta última modalidad televisiva.
Por otra parte, los “3 Grandes” consolidaron su relación privilegiada con el Estado, que fue fundamental para su nueva fase expansiva. Esta relación tuvo algunos momentos críticos durante la Administración Batlle, cuando se liberalizó la televisión satelital directa al hogar, cuando se intentó reformar al canal oficial y más recientemente, con los decretos de marzo de 2003. Sin embargo, estos Grupos Económicos parecen haber superado y absorbido esas contradicciones, y limitado los pujos liberales del Presidente, una demostración de lo cual parece ser el intento de renovar por 10 años las concesiones de televisión para abonados –que había otorgado el Presidente Lacalle.
4.1.2. El Grupo Romay-Salvo.
En la fase de origen y desarrollo, los principales integrantes de este grupo eran María Elvira Salvo de Martínez Arboleya y sus hijos Walter Angel, Hugo y Daniel Romay Salvo, incorporándose posteriormente algunos integrantes de la tercer generación. Si bien los intereses “cruzados” permiten hablar de una unidad económica constituida por el conjunto de sus propiedades, parecería existir una cierta división del trabajo entre los miembros del grupo.
En los medios de comunicación electrónicos el Grupo Romay Salvo controla una red de empresas:
A. Televisión abierta:
Montecarlo TV Canal 4 de Montevideo –cabecera televisiva del grupo-, Canal 11 de Punta del Este, Canal 8 de Rosario, Canal 4 de Dolores, Canal 3 de Colonia y Canal 12 de Fray Bentos. Además, comparte con los Fontaina-De Feo y Scheck y Asociados la Red Uruguaya de Televisión S.A.
B. Televisión para abonados:
Montecable Video S.A. de Montevideo, Del Faro TV Cable (Colonia), Fray Bentos Video Cable (Río Negro) y Cable Video Uruguay (La Paz, Las Piedras). Además, comparte con los Fontaina-De Feo y Scheck y Asociados Multiseñal (Multicanal) de Montevideo, TV Cable del Este (Maldonado, Punta del Este, etc.) y Equital –la empresa cabecera de la expansión en el Interior.
C. Radios:
CX 20 Montecarlo y CX 12 Oriental, que se encuentran entre las más poderosas del país, y Radio Cero (todas de Montevideo).
Fuera del complejo de los medios de comunicación, el Grupo Romay Salvo posee intereses diversificados. Las inversiones más importantes son las agropecuarias: Estancias Nueva Melhem (Rio Negro), Estancia San Lorenzo (Florida) y otras. En conjunto, hacia mediados de la década del ochenta, los Romay poseían casi 18 mil hectáreas. Una parte muy importante de sus tierras estaba plantada, en una alta proporción, con semilleros -poseyendo uno de los semilleros más grandes del país-.
Los Romay eran propietarios, asimismo, de algunas otras empresas de menor envergadura, particularmente en el sector comercial importador.
En suma, se trata de un grupo económico diversificado, desarrollado por estrategias de conglomeración, de expansión horizontal y parcialmente de integración vertical.
Este grupo ha sido, al parecer, el más exitoso de los “3 Grandes”, en términos de crecimiento de público en la televisión abierta (ratings), número de abonados de la televisión para abonados y, por ende, en materia de ingresos –y probablemente en rentabilidad. Al estar constituido por una única familia controladora ha podido exhibir una unidad de mando y decisiones estratégicas, que probablemente hayan contribuido a su éxito relativo.
Algunos otros indicadores serían reflejo de esta realidad. Es el único de los 3 grupos que ha invertido en producciones nacionales de alto valor agregado (telenovelas), fue el menos endeudado con el FONA y el único que, hasta el presente, ha firmado un contratado para abonar sus deudas con el FONA –por más inconvenientes, o no, que se puedan considerar los términos del acuerdo.
4.1.3. El Grupo Fontaina- De Feo.
Este Grupo es el resultado de una alianza entre las familias Fontaina y De Feo, y está integrado por varios miembros que participan en distinta proporción del capital accionario de las empresas controladas; correspondiéndole una mitad a los De Feo y la otra a los Fontaina. La familia Fontaina se constituía por el matrimonio Alejandro Raúl Fontaina D’Oliveira-María Celia Minelli de Fontaina y sus hijos Alejandro Pablo, Pablo y María Celia Fontaina Minelli.
Este grupo se desarrolló centrado en los medios de comunicación electrónicos, diversificándose en varias empresas de radio y de TV. Las empresas controladas directamente son:
A. Televisión abierta:
Saeta TV Canal 10 de Montevideo –cabecera televisiva del grupo-, y Telesistemas Uruguayos SRL -que explota los canales 9 de Rocha y 7 Pan de Azúcar de Maldonado. Además, comparte con los Romay Salvo y Scheck y Asociados la Red Uruguaya de Televisión S.A.
B. Televisión para abonados:
Tractoral S.A. (TCC) de Montevideo y Rodacil S.A. (Telerocha Cable), en sociedad con Horacio Abadie. Además, comparte con los Romay Salvo y Scheck y Asociados Multiseñal (Multicanal) de Montevideo, TV Cable del Este (Maldonado, Punta del Este, etc.) y Equital –la empresa cabecera de la expansión en el Interior.
C. Radios:
SADREP -que explota CX 16 Radio Carve y CX 24 Radio El Tiempo, ubicadas entre las emisoras más poderosas del país, y Radolar S.A. (X FM). Esta última pasó recientemente a control de Néstor Criscio –quien es a la vez concesionario de Lacosta FM y Millenium FM. CX 24, por su parte, sólo emite música desde que se finalizó el contrato de arrendamiento de la onda con Jorge Traverso.
Las acumulaciones obtenidas gracias a la explotación de los medios, permitieron iniciar una diversificación hacia otras actividades productivas (tambos, industria metalúrgica, etc.), pero las mismas son secundarias respecto a la actividad mediática.
Al interior del Grupo hubo una cierta división del trabajo: las empresas de televisión eran manejadas por una familia y las de radio por la otra. Cada subgrupo familiar ubicó en el staff gerencial a los miembros de su propia familia –con independencia de talentos y virtudes- y manejó su propia política de remuneraciones de los altos cargos. Mientras la situación económica fue floreciente no afloraron las contradicciones propias de la existencia de subgrupos con políticas gerenciales diferenciadas, pero cuando comenzó la crisis, las diferencias aparecieron con enfrentamientos fuertes, que incluso llegaron a los estrados judiciales. Un subgrupo se negó a pagar los costos incurridos por el otro –por ejemplo, en materia de remuneraciones gerenciales a familiares. Emergió la posibilidad de una ruptura.
Por otra parte, surgieron conflictos de herencia al interior de la familia Fontaina Minelli, que terminaron afectando a las empresas del grupo –lo cual fue un factor adicional de reproches por parte de la familia De Feo.
En estas condiciones, el grupo perdió unidad e inició un proceso de posible disgregación –que obviamente aún puede ser superado. Quizás este factor sea el que esté determinando que este grupo, en los últimos años, sea el menos exitoso de los “3 Grandes”, lo cual se traduce en pérdida relativa de audiencia, un número relativamente menor de abonados y, por ende, menores ingresos y menor rentabilidad que los otros.
Como indicadores adicionales, es el que tiene menor espacio para la programación de origen nacional –pese a los anuncios públicos en contrario-, concentrada en programas de baja inversión, y es además el más endeudado con el FONA.
El desprendimiento de X FM, que pasó a control de Néstor Criscio (Lacosta FM 88.3 y Millenium FM 92.7), es otra expresión de este fenómeno. Alejandro Fontaina, exdirector de la emisora, afirmó que el grupo económico propietario de la emisora no aceptó ninguna de las tres propuestas que presentaron los titulares y los trabajadores de la radio (El Observador, 6/8/2003). “Puedo abrirme del grupo económico que fundó mi abuelo. Tengo la conciencia tranquila y sé que estoy haciendo lo correcto, porque hice hasta la última propuesta, busqué la última vuelta de tuerca y miré hasta el último número”.
Por otra parte, al parecer, se estaría negociando la venta de las operaciones en televisión o, en su caso, la inserción de las mismas en el marco de una alianza internacional. Según versión de El Observador (1-8-2003) este grupo busca conformar una alianza con la multinacional Claxson –que opera Radio Sarandi, entre otras-, para ofrecer en el mercado local un nuevo paquete de programación. Otras versiones indican, por el contrario, que lo publicado en la prensa es parte de la puja existente por el precio de venta del grupo televisivo al Grupo Casal
4.1.4. El Grupo Scheck y Asociados.
El que denominamos “Grupo Scheck y Asociados” es, en rigor, un complejo entramado de intereses de diversos grupos familiares, que controlan la mayoría del capital accionario y la gestión de algunas grandes empresas de medios: El País, Sociedad Televisora Larrañaga -canal 12- y Riselco S.A. (Nuevo Siglo), además de otras empresas menores. A diferencia de las otras grandes empresas de medios, éstas son de capital abierto y con una cierta atomización de la propiedad -no concentrada en exclusividad por una o dos familias-. El control de la gestión, que fue hegemonizada por los Scheck, exigió, por lo mismo, de liderazgos –como los que ejerció Horacio Scheck en canal 12- y de alianzas entre los diversos grupos propietarios participantes.
La familia Scheck constituía la mayor de las minorías con el 28,33% del capital accionario de El País (a comienzos de los 90’). Similar porcentaje correspondía a los Aguirre y los Serrato, conjuntamente -pues están emparentados-. Con porcentajes menores estaban los Rodríguez Larreta / Cardoso Cuenca y los Beltrán / Aguiar.
Este conjunto de propietarios del mayor diario capitalino actual poseía, a su vez, el 54% de la propiedad accionaria de Sociedad Televisora Larrañaga -correspondiéndole a los Scheck el 18,42%-. Otra fracción importante del capital accionario de la Sociedad correspondía a la línea Giampietro -y que algunos calificaban de “Grupo Oyama”-. En el entorno de 1990 esta fracción, estimada en el 36%, fue vendida a nuevos accionistas: Pedro Nicolás Baridán -cabeza de un grupo que era propietario de lndunor (General Electric), de DASA (Distribuidora Ancap), representante de la British Petroleum y en 1991 presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay- y Vejo Rodríguez -con intereses terratenientes y acciones en Disco del Uruguay S.A.-
Existía, además, un numeroso grupo de accionistas de Sociedad Televisora Larrañaga, con fracciones pequeñas del capital total. Entre esos accionistas se encontraban integrantes de algunos grupos económicos: Grupo Otegui -6 personas- (1,50% del capital), Juan Pedro Gallinal (0,6%), Jorge Peirano Facio (0,5%), Jorge Zerbino (0,32%) y otros (Abal, Rachetti, Soneira, García Otero, Mazzei Pardo, etc.).
La relativa dispersión de las acciones de las dos mencionadas empresas no debe ocultar el hecho esencial de la existencia de una unidad económica y, sobre todo, más allá de los vericuetos de las alianzas, una centralización de la gestión –que era controlada por los Scheck y aparentemente continúa siéndolo-. No es necesario disponer de la mayoría de las acciones para controlar la gestión de una sociedad anónima; ese objetivo se puede lograr con porcentajes bastante inferiores, como lo demuestra la historia del capitalismo contemporáneo. Ocupando lugares clave -como lo hacen los Scheck en este caso-se puede disponer de un poder de decisión y de una capacidad de manejo de las sociedades que no guarda una relación directa con el porcentaje accionario poseído.
Este hecho era asumido por el propio Banco Central del Uruguay -y por el sistema bancario nacional- para quien, con criterios de seguridad financiera, existía un “conjunto económico” (considerado por lo tanto un “riesgo único”) al que denominaban Grupo El País y que estaba integrado por: Colrey S.A., El País S.A., Daniel Herrera Lussich, Manuel J. Herrera Lussich, La Barra SRL, Panamericana SRL, Promex SRL, Carlos Eugenio Scheck Sánchez, Daniel Enrique Scheck Sánchez y Sociedad Televisora Larrañaga S.A.
El Grupo Scheck y Asociados se ha desarrollado diversificando sus inversiones tanto en el complejo de los medios de comunicación, como fuera de él. Si consideramos esta constelación de intereses, en los medios dispone de:
A. Prensa escrita:
El País S.A., que además de editar el diario El País, el de mayor tiraje en el país, cuenta con Ediciones de La Plaza; algunos de los integrantes de esta constelación de intereses (Baridón, Aguirre, Cardoso, Pombo, etc.) se incorporaron al capital accionario y a la dirección del Semanario Búsqueda.
B. Televisión abierta:
Televisora Larrañaga S.A. -canal 12- y Canal 2 de Punta del Este. Además, comparte con los Romay Salvo y Fontaina – De Feo la Red Uruguaya de Televisión S.A.
C. Televisión para abonados:
Riselco S.A. (Nuevo Siglo) de Montevideo. Además, comparte con los Romay Salvo y Fontaina – De Feo Multiseñal (Multicanal) de Montevideo, TV Cable del Este (Maldonado, Punta del Este, etc.) y Equital –la empresa cabecera de la expansión en el Interior.
D. Radios:
Llegó a participar en CX 32 Radiomundo y controlaba CX 44 Radio Panamericana -que en su momento fue arrendada al M.L.N.-Tupamaros, grupo político integrante del Frente Amplio-. Ya no tienen participación en esta actividad.
Las inversiones fuera de los medios tienen una muy distinta significación para los grupos tradicionalmente vinculados al diario El País (Scheck, Aguirre – Serrato, Beltrán – Aguiar, Rodríguez Larreta), que para los grupos que se vincularon por medio de la televisión (Baridón, Grupo Disco, otros). Para los primeros, esas inversiones han sido de menos significación y, frecuentemente, han correspondido a algunos de los miembros del grupo y no a su totalidad. Una de las participaciones de los Scheck es en Disco –que resultaría una participación “cruzada” con los grupos que dominan la cadena supermercadista.
Para comprender mejor la dinámica de esta constelación de grupos, es necesario considerar: los movimientos en la composición accionaria de las principales empresas y la estructura de algunos de los grupos no tradicionales más significativos.
Movimientos en la composición accionaria
Los cambios más significativos desde comienzos de los años noventa hasta el presente, han sido los siguientes:
• Incorporación del Grupo Baridón.
Este Grupo pasó a tener una importante participación en el capital accionario de las principales empresas de televisión abierta (Televisora Larrañaga) y televisión para abonados (Nuevo Siglo), además de incorporarse al Semanario Búsqueda.
En 2001 modificó la estructura de su participación accionaria en Nuevo Siglo (Riselco S.A.) y en Televisora Larrañaga, creando a tales efectos una compleja ingeniería. Sus acciones en Riselco S.A. pasaron a Ambar 1 Sociedad Colectiva, integrada por dos sociedades, Sakakibara S.A. y Siebert 2 S.A., de las que a su vez Baridón es único accionista. Sus acciones en Televisora Larrañaga pasaron a Meridiana Nacional Sociedad Colectiva, integrada por dos sociedades, Valdostana 1 S.A. y Vanderline 2 S.A., de las que a su vez es único accionista.
• Reagrupamiento accionario en el grupo tradicional.
Algunas personas del grupo tradicional de El País –principalmente Horacio Scheck Sánchez, luego fallecido, y José Serrato Aguirre- comienzan en 2001 a comprar acciones de Sociedad Televisora Larrañaga que le son transferidas por accionistas menores que se retiran de la empresa. Constituye un proceso de reducción de la atomización accionaria de la firma y de cierta concentración del control.
• Atomización vía herencia
En sociedades anónimas con participaciones tan atomizadas, el proceso de atomización se vio reforzado, en numerosos casos por situaciones de fallecimiento y división de las partes accionarias entre múltiples herederos.
• Avance de los integrantes del Grupo Disco
Los grupos o subgrupos vinculados a Supermercados Disco (Cardoso, Pombo, Vivo, Lalanne, Vejo), en algunos casos entrelazados familiarmente, avanzaron en su participación accionaria en Televisora Larrañaga mediante adquisiciones a accionistas menores de la empresa. En 1994, numerosos integrantes de estos subgrupos recibieron la participación con que contaba Fabián Vejo Mailhos.
Algo similar ocurrió con la participación en Riselco (Nuevo Siglo).
Grupo Baridón
Como ya se dijo, el Grupo Baridón tiene una importante presencia en los medios masivos de comunicación, al ser accionista de peso en Sociedad Televisora Larrañaga (Canal 12), en Riselco (Nuevo Siglo) y en el Semanario Búsqueda. Por medio de estas participaciones alcanza ramificaciones hacia la televisión abierta del Interior y la televisión para abonados. Interviene, a su vez, en las telecomunicaciones, como accionista local de Abiatar S.A. (Movicom).
Por medio de Indunor S.A. (General Electric) tiene presencia en la venta de equipos. El otro gran sector del Grupo Baridón es el petrolero: Distribuidora de Ancap S.A. (DASA), estaciones de servicio y empresas transportistas, representación de la British Petroleum. También incursionó, sin mucho éxito, en las comidas rápidas (franquicia de Pizza Hut).
En el sector petrolero, bajo la Administración Batlle, recibió un duro golpe cuando el directorio de ANCAP le quitó a DASA la distribución mayorista del sello ANCAP –y creó DUCSA, una empresa perteneciente 100% al ente petrolero estatal.
Grupo Disco
Se trata de un grupo de familias (Vejo/Vivo, Cardoso, Pombo, Lalanne) cuyo interés principal se encuentra en la actividad supermercadista. La cadena Disco fue su base de expansión. Años atrás se asociaron con capitales franceses: Disco fue adquirida en un 50% por el grupo francés Casino Géant, que a su vez se estaba expandiendo en la región y, en particular, en Argentina.
Esta alianza dio origen al primer hipermercado del Uruguay: Géant. Posteriormente absorbieron a la cadena Devoto – que previamente se había incorporado al Grupo Exxel- y, de ese modo, con Disco, Dumbo, Devoto y Géant, pasaron a controlar la mayor parte del mercado supermercadista, además de un constituirse en fuerte oligopsonio –que impone duras condiciones a sus proveedores industriales, granjeros, etc.
Los Vejo están familiarmente vinculados al Grupo Peirano (Peirano asumió el control de Disco de Argentina, cuyo control tenían los Vejo). Los Cardoso, Pombo y demás familias de Disco, están vinculados, a su vez, al Grupo Scheck y a sus Asociados. En efecto, algunos integrantes de la familia Scheck están presentes en los supermercados y los Cardoso, Pombo, Vejo/ Vivo y Lalanne están en Sociedad Televisora Larrañaga, en Nuevo Siglo y otras firmas. Esas dos familias ingresaron al Semanario Búsqueda junto con Baridón -otro de los integrantes de Sociedad Televisora Larrañaga- y Atanasio Aguirre, socio de los Scheck en el complejo de medios de comunicación.
Se conforma así una fuerte alianza que vincula, con mayor o menor fuerza, intereses en los medios masivos de comunicación, en las telecomunicaciones, en el supermercadismo y en el mercado petrolero.
4.2. Otros Grupos Económicos y Proto-Grupos en los Medios
En el complejo de los medios masivos de comunicación conviven, junto a los “3 Grandes”, y en relaciones de cooperación y/o competencia con ellos, otros Grupos Económicos o Proto-Grupos. La idea de Proto-Grupos la reservamos para aquellos conjuntos articulados de empresas bajo un control común, pero que por sus dimensiones (en cuanto a capital acumulado) o por su escasa diversificación, no los podemos considerar un “gran capital” –y por ende no podemos categorizarlos como Grupos Económicos.
Entre los Grupos o Proto-Grupos que tienen control sobre algunos medios masivos de comunicación de Montevideo, o que participan en forma destacada en la producción de contenidos, encontramos los siguientes:
• De María
• Del Plata (Sofía / Troncoso)
• Zalcberg
• Fasano
• Rupenian
• Raciopi
• Vaneskahian
• Vargas
• Peirano
• Casal
4.2.1. De María
Este grupo está integrado por María Mastrángelo de María –viuda del empresario De María- y por sus hijos Javier y José Mazza Mastrángelo.
En los medios controlan dos radios: El Espectador –por medio de Lanos S.A.-, una de las emisoras más escuchadas, y la FM Urbana –por medio de Sonider S.A.-. Crearon asimismo Espectador.com, que difunde la información y brinda servicios por Internet. Fuera de los medios, el grupo es propietario del hotel La Capilla.
4.2.2. Grupo Del Plata
Este grupo está integrado por Miguel Antonio Sofía y Ana María Troncoso, y sus hijos.
El Grupo del Plata –o Grupo Sofía / Troncoso- tiene presencia en áreas conexas: mensajería electrónica, radios (AM y FM) y publicidad.
En radios controla un conjunto de emisoras de Montevideo (Del Plata FM, Gardel FM) y del Interior (Emisora Total de Canelones, Radio Real de San Carlos, FM Fantasía de Carmelo, FM Cenit de Rivera), en este último caso en sociedad con inversionistas locales.
Ana María Troncoso recibió adjudicaciones de televisión por cable en Costa de Oro, Pando, Progreso y Las Piedras, pero nunca operó los permisos que tiene, por problemas de frecuencia que ni la antigua Dirección Nacional de Comunicaciones ni la actual URSEC han podido solucionar. Por estos temas, el Grupo del Plata tiene un juicio civil y en el área de lo Contencioso contra el Estado.
4.2.3. Zalcberg
El grupo Zalcberg está integrado por Martín y Pablo Zalcberg Sitner y por Nicolás Zalcberg Weiss.
Su presencia en los medios comenzó en los años noventa, con la ampliación de adjudicaciones de radios FM. El grupo controla: Metrópolis FM, América FM (Canelones), FM Hit Punta del Este, FM América 3 de Salto y Radio América (AM de Montevideo).
En materia de telecomunicaciones el grupo comenzó controlando Bip-Bip Radiomensajes (Exitosa S.A.), antes de incursionar en radios.
Tiene también presencia en otros sectores de actividad: venta de automotores (Rover y Jaguar) e integra el pool de inversores de Punta Shopping Center (Maristay S.A.).
4.2.4. Fasano
La base del grupo Fasano, autodenominado Multimedio Plural, que se ha vinculado políticamente a la Izquierda, es el diario La República (Reg S.A.); otros emprendimientos de prensa de este grupo han tenido una corta duración.
Recientemente incursionó en radios (AM Libre) y en televisión, primero adquiriendo Señal 1 (operación que terminó frustrándose por problemas legales) y posteriormente creando la señal TV Libre. Desarrolla una intensa campaña para que la señal sea difundida por los cables de todo el país, ofreciéndola de un modo gratuito y apostando al ingreso publicitario –apuesta que aún no ha fructificado y podría poner en peligro todo el proyecto, desde el punto de vista económico.
4.2.5. Rupenian
Este grupo lo integran los hermanos Berch y Aram Rupenian.
Su actividad mediática se concentra en radios. Controlan: Radio Independencia y Concierto FM de Montevideo y, desde los años noventa, las FM Concierto Punta y Radio Uno Punta. Integran, además, RBS, firma representante de los productos Disney (cine, vídeo, merchandising, etc.).
4.2.6. Raciopi
Miguel Racioppi controla la radio Fénix de Montevideo y otras radios en la zona litoral: Radio Litoral de Fray Bentos, Difusora Soriano y la FM Emisora del Hum (Mercedes).
4.2.7. Vaneskahian
Este grupo lo integran varios miembros de la familia Vaneskahian.
Controla tres radios: Diamante FM de Montevideo, FM Cielo de Pan de Azúcar y la Fm Planetacien de Trinidad.
4.2.8. Vargas
Este grupo familiar controla Emisora del Sol, FMde Montevideo, y Fantástico FM de Colonia y la FM 96,1 de La Pedrera.
4.2.9. Peirano
Una rama del grupo Peirano, aparentemente desligada desde 1996 del tronco central de este Grupo Económico que adquirió reciente notoriedad a causa de la quiebra del Banco de Montevideo, es propietaria del diario El Observador. En años recientes, se incorporaron capitales catalanes a la estructura societaria de Microcosmos S.A. –quien edita el diario.
4.2.10. Casal
El Grupo Casal, cuya actividad principal estuvo siempre en la intermediación internacional de jugadores de fútbol, comenzó a vincularse paulatinamente al nuevo área de expansión del negocio deportivo: la televisión. Primero, se vinculó a Torneos y Competencias de Argentina, que durante algunos años poseyó los derechos de transmisión del fútbol uruguayo. Posteriormente, creó Tenfield S.A., que pasó a ser el nuevo dueño de esos derechos. Recientemente, en el marco de una expansión internacional, junto a otros inversionistas creó Gol TV con sede en Miami.
La estructura societaria del grupo es muy simple y se concentra en Tenfield. Pero desarrolla un conjunto de actividades, básicamente de producción de contenidos para la radio y la televisión. Entre ellas destacan:
• Uso comercial de los derechos del fútbol uruguayo. Esto incluye los campeonatos de primera y segunda división, y de todas las selecciones nacionales. El negocio consiste en la venta de esos derechos a los canales de TV.
• Producción de programas deportivos que son emitidos por las emisoras vinculadas a Equital.
• Producción de programas de radio que son transmitidos por Sport 890.
• Acuerdos comerciales y de contenidos con VTV y TVEO. VTV fue absorbida recientemente por los accionistas que integran el grupo.
• Tenfield digital que difunde por Internet contenidos deportivos.
• Propietario de la Cadena internacional Gol TV de Miami.
• Propietario del 80% de los pases de deportistas uruguayos.
• Principal financista de los clubes de fútbol de Uruguay.
4.3. Capitales extranjeros
Las principales inversiones de capitales extranjeros en los medios masivos de comunicación de Montevideo son las siguientes:
• Grupo Clarín
• Grupo Claxson
• Grupo Moon
• Spadone
4.3.1. Clarín
El Grupo Clarín de Argentina es uno de los principales grupos multimediáticos de ese país, con presencia en la prensa escrita y en la televisión para abonados, entre otros. Ingresó al Uruguay por dos vías: TVC y un grupo de cables del norte del país.
De las cinco concesiones de televisión para abonados en Montevideo, cuatro fueron para "los 3" y la restante (TVC) fue para un grupo de políticos de origen blanco. Cuando esta empresa estuvo a punto de quebrar y ser absorbida por "los 3", fue adquirida por el Grupo Otegui (lanero, forestal, etc.). Varios cables del Interior -el llamado Grupo del Norte- pertenecían al Grupo Otegui.
Otegui se alió con el Grupo Clarin de Argentina -quien en primera instancia adquirió el 80% de las acciones de TVC y de los cables del Grupo del Norte-. Posteriormente vendió su parte, quedando Clarin con el control de la totalidad del grupo. Clarin tiene también intereses en Torneos y Competencias, al igual que los tuvo Casal. Pero con Casal tuvo fuertes enfrentamientos a raíz de las negociaciones con la AUF por los derechos de televisación del futbol uruguayo.
Actualmente, las relaciones se han normalizado y TVC y los cables vinculados emiten la producción deportiva de Tenfield.
4.3.2. Claxson
El grupo Claxson es uno de los líderes de medios de comunicación en América Latina como proveedor de contenidos multimedias en habla hispana y portuguesa. Es operador de señales para TV para abonados ( I-Sat – Playboy TV – Infinito – Space – Venus) y de contenidos de Internet (El Sitio). Es también operador de radios en Chile, Venezuela y Uruguay. La empresa posee canales de televisión paga, televisión abierta, radios y activos de Internet.
Los accionistas de Claxson son el grupo Cisneros (Venezuela) y el fondo de inversiones Hicks, Muse, Tate & Furst de Estados Unidos. El grupo es dirigido por el uruguayo Roberto Vivo.
En Uruguay controla: Radio Sarandi AM 690, Sport 890 y Music One FM 91.9.
Las radios que este grupo tiene en Uruguay son propiedad de Sarandi Comunicaciones . Las tres radios formaban parte de un proyecto multimedia que tenían los empresarios que aparecen como dueños de las mismas, junto con El Sitio.com uno de los sitios web que tuvo mayor crecimiento durante el boom de Internet.
El grupo Claxson se quedó con las tres radios luego que El Sitio fuera absorbido por esta empresa debido a problemas financieros y la baja de las acciones del El Sitio, que supo cotizar en el Nasdaq.
Actualmente Sport 890 esta subarrendada a un grupo de empresarios-periodistas, entre los que se encuentran Sergio Gorzy, Alberto Sonsol, Jorge Da Silveira y Pedro Abuchalja.
4.3.3. Moon.
Moon es un grupo de origen coreano – norteamericano. El Grupo Moon es una organización internacional de carácter económico, religioso y político -de orientación de ultra-derecha-, que ha establecido fuertes lazos con algunas dictaduras militares latinoamericanas Fue durante la dictadura instaurada en Uruguay que el Grupo Moon ingresó al país, tanto como inversor extranjero como en cuanto organización político - religiosa.
Hasta fines de los ochenta fue la única presencia relevante de inversión extranjera en los medios de comunicación masiva. El Grupo Moon ingresó en el sector con la edición del diario vespertino Ultimas Noticias, a lo que agregó más recientemente la edición de Tiempos del Mundo.
La principales inversiones de este grupo han sido la adquisición del Banco de Crédito –actualmente en liquidación- y la hotelería: Victoria Plaza Hotel SA., convertido en hotel 5 estrellas incorporado a la cadena Radisson; Hotel Horacio Quiroga –que perdió a manos de Julian Safi, su antiguo representante.
Moon adquirió también algunas empresas pequeñas o medianas de la industria gráfica y creó empresas en las áreas de pesca, puertos, software, etc.
4.3.4. Spadone
Spadone es un empresario argentino que adquirió la Radio Nacional.
4.4. Independientes
Un conjunto de medios de la capital son controlados por capitales independientes, o sin diversificación en el complejo de los medios masivos. Entre ellos se encuentran:
• CX-4 Radio Rural, cuyos titulares son Sarkissian, Vartián y Clerici.
• CX-10 Continente: Heber Pintos.
• CX-22 Radio Universal (Difusores del Plata S.A.): Imperio, además con agencia publicitaria.
• CX-28 Radio Imparcial: Iglesias.
• CX-36 Radio Centenario
• CX-42 Emisora Ciudad de Montevideo: Aramazd Yizmeyian.
• CX-58 Clarín (Comando S.A.).
• CXD-242 Emisora Alfa: Abuchalja.
• CXD-250 M24 (Bonimar S.A.): Tomas Barros.
• CXD-270 Azul FM: Beisso.
• CXD-294 Energy FM: Julio Escudero.
5. RELACIONES DE DEPENDENCIA ECONÓMICA Y DE FLUJOS COMUNICACIONALES
La estructura de medios masivos del país –particularmente en los medios electrónicos- presenta una estructura piramidal de dependencias, tanto en lo interno como en lo internacional. En lo interno se ha creado una estructura centralizada por los “3 Grandes” y que subordina a una buena parte de la televisión del Interior; en materia informativa se dan fenómenos similares en el caso de las radios. En lo internacional, los propios “3 Grandes” se encuentran en una cadena de dependencia a partir de la posición predominante de televisión distribuidora y exhibidora, antes que de “fábrica de programas”.
5.1. La dependencia interna
La televisión privada del Interior del país –sean canales abiertas o para abonados-, esta controlada en su casi totalidad por los “3 grandes”, ya sea por medio de canales o cables propios, ya sea por medio de las dos empresas “cabecera” que crearon: RUTSA (Red Uruguaya de Televisión Sociedad Anónima) y Equital, cuya propiedad comparten los "3 grandes".
5.1.1. RUTSA
La red llega a todos los departamentos del Interior, a excepción de Soriano, Maldonado (donde funcionan repetidoras del Canal 4 y del 12), y de los departamentos a donde llega directamente la TV de la capital (Canelones, San José, Flores y Florida). La Red envía desde Montevideo determinadas horas diarias de programación, y pasa cierto número de tandas de publicidad por cada hora de transmisión, los canales locales tienen derecho a pasar otras tandas. En los hechos, este acuerdo implica que la distribución del total facturado sea, aproximadamente, 80% RUTSA y 20% los canales locales; lo que se explica porque los grandes anunciantes contratan publicidad a través de la Red, cobrándoles RUTSA una tarifa mucho más cara que la que pueden cobrar los canales locales a sus propios anunciantes.
La programación de la Red consiste básicamente en un resumen de la programación de los canales privados capitalinos, existiendo escasos programas específicos de la Red, y algunos pocos de origen local. En la práctica, los canales del Interior se han transformado casi en meras repetidoras de la programación de los grandes canales montevideanos y en socios menores, subordinados, de la alianza de los tres grupos hegemónicos. Carecen casi completamente de una programación propia, limitándose a emitir la que les proporciona RUTSA y que surge por una selección de los programas de los canales montevideanos.
Esta centralización lleva, de hecho, a que no se incorporen las particularidades y necesidades locales que, según los fundamentos para autorizar la Red, era uno de los motivos centrales de su existencia .
Los "3 grandes" son quienes obtienen el principal beneficio económico por la explotación de la Red. Por la misma programación que compran -o elaboran- para sus propias emisiones en los canales montevideanos, y que les sirve de base para la venta de publicidad en tales canales, obtienen ganancias adicionales a partir de su retransmisión en los canales locales. Los canales del Interior, pertenecientes a pequeños "grupos locales" o a "independientes" carecen de toda autonomía, en lo cultural y en lo financiero. Se han transformado en socios menores de los "3 grandes". Con un escaso aporte de elaboración local se limitan, en lo fundamental, a repetir la programación de la Red. Por poner su capital fijo a disposición de las emisiones de RUTSA tienen el derecho a vender un espacio publicitario de carácter local que es la fuente de sus ingresos. Por otra parte, y tal como lo indica el contrato que los vincula, el poder de decisión real está en RUTSA, quien impone sus condiciones de monopolio.
Se ha impuesto así, un sistema de descentralización televisiva al estilo norteamericano, con una elevada concentración de las fuentes generadoras de programación y redes de repetición de lo que estas fuentes generan.
5.1.2. Equital
Equital, la empresa conjunta de los “3 Grandes”, provee servicios técnicos, cableado, y sobre todo programación a la red de cables del Interior que le están subordinados. Equital suele negociar con canales extranjeros y compra un paquete de señales para todo el país, consiguiendo así mejores precios. Luego revende las señales a los canales cable del Interior. Equital tiene dos sistemas de contrato con los canales del Interior, por todo el paquete de señales, mensualmente:
- les cobraba un 40 % de la recaudación global del canal
- les cobraba U$S 4,5 por abonado, por el fútbol una extra de U$S 2 más IVA (estos valores previos a la devaluación del 2002).
Previamente les hizo firmar un contrato por 10 años, en cuyo caso los canales cable del Interior no pueden negociar con las señales extranjeras por su cuenta.
La forma que ha tenido Equital de "obligarlos" a firmar el contrato, es: si no firman no tienen acceso a las señales abiertas de Montevideo ni tampoco a las señales de Tenfield.
5.2. La dependencia externa
La dependencia externa se manifiesta principalmente por medio de los flujos informativos y de programación que, en el caso de Uruguay, son principalmente de origen extranjero. Sin embargo, el panorama es diferente en el caso de la televisión abierta que en el de la televisión para abonados.
5.2.1. Programación de la televisión abierta
Los canales abiertos de Montevideo emiten más de 26.000 horas anuales de programación televisiva –cifra que se incrementó en un 55% entre 1985 y 1999 .
Los contenidos de la programación de los canales montevideanos se reproducen en los canales abiertos del Interior –que de hecho operan como repetidoras- y en la televisión para abonados –en la medida que sus señales están presentes en la oferta de estos sistemas-.
¿Cuál es la oferta de programación televisiva que emite los canales abiertos de Montevideo? ¿cuáles son sus géneros y su origen? ¿qué impacto tiene esa programación en términos de audiencia? ¿qué oportunidades le abre esa oferta a la producción nacional de contenidos?
A continuación, realizaremos dos aproximaciones: una basada en un estudio de Perroni, Esteban – Portillo, Alvaro (2001), referida a la programación televisiva entre 1985 y 1999, y otra basada en un estudio de la programación del año 2002 .
Primer aproximación
La programación de origen nacional representa aproximadamente el 40% de las horas de emisión. “De 1985 a 1999, aumentaron las horas de programación nacional en un 83%; al mismo tiempo aumentó la programación extranjera en 14%, la argentina aumentó abruptamente, multiplicándose por 2, y la brasilera descendió en un 42%” .
Cuadro No. 5.1
Programación de la televisión abierta de Montevideo. Porcentaje de programación según origen
Nacional Extranjera Argentina Brasil Total
1985 31 51 10 8 100
1989 45 40 9 6 100
1995 42 39 17 2 100
1999 40 38 20 2 100
Perroni, Esteban – Portillo, Alvaro (2001)
Los principales mercados de origen de la programación importada son Estados Unidos (fundamentalmente películas y seriales), Argentina (comedias, series, etc.) y, en menor medida, otros países. La programación se compra en ferias internacionales, a los distribuidores, a las Majors de Hollywood y a otros canales (como es el caso de los argentinos) .
La programación nacional es principalmente de informativos, variedades o "talk shows" de bajo costo de realización, deportivos (básicamente dedicados al fútbol) y humorísticos. Tiene poco peso la producción de ficción, pero en los últimos años destacó la realización de algunas telenovelas (A cara o cruz, El año del dragón, etc.). El proceso de producción de un programa televisivo es muy distinto –y de muy diferente costo- según el tipo de producción de que se trate. El proceso más complejo y caro es el implicado en los programas de ficción o de tipo documental. Por su parte, lo más sencillo es la producción de un programa periodístico. Por un problema de escala de mercado, las producciones más complejas suelen ser bastante más caras –y de más difícil amortización- en el Uruguay .
Cuadro No. 5.2
Programación de la televisión abierta de Montevideo. Porcentaje de programación de origen nacional según género
Informativo Ficción Variedades Infantil Deportes Total
1985 47,4 0,3 35,5 7,6 9,2 100
1989 41,0 2,2 25,2 17,4 14,1 100
1995 35,9 0,3 29,5 17,3 16,9 100
1999 41,6 1,0 35,2 10,0 12,2 100
Perroni, Esteban – Portillo, Alvaro (2001)
Informativos y variedades representan las ¾ partes de la programación de origen nacional. “Al mismo tiempo dentro del género variedades se registran los mayores guarismos de aumento en la producción nacional, principalmente por la evolución del subgénero entretenimientos y la consolidación del subgénero revistas que en quince años trepó del 15 al 24% dentro del género” .
El crecimiento de la pantalla nacional se puede interpretar como una respuesta a la competencia tecnológica, en particular al advenimiento del cable y de la TV satelital, que implicaron una ampliación y diversificación de la oferta televisiva. Esta nueva oferta televisiva acentuó la necesidad para los canales locales de generar perfiles propios que los identifiquen y diferencien. Esto trajo consigo una ampliación de las posibilidades de difusión e incorporación de la producción nacional a la programación .
Pero, por otro lado, también influyó “una creciente presión del mercado de productoras nacionales independientes, que ... sobreofertó propuestas, que más allá de que se concretaran o no, indicó a los gerentes de programación un camino posible de desarrollo, paradojalmente de la TV abierta” .
“La programación de los distintos canales de televisión, la extensión ho¬raria de las producciones nacionales ha crecido mu¬chísimo en los últimos años. Lo importante es que no sólo crezca la extensión horaria, sino que se afiance el nivel de calidad de la producción nacional.....”. Esa aparición de más programas nacionales también se debe a la presencia de productoras indepen¬dientes. “También, y además porque cada vez más la programación no nacional está llegando al país por otras vías que no eran las tradi¬cionales. Hoy la oferta de la programación no nacional está en el satélite, a disposición de los televidentes uruguayos. Podemos decir que no hay más remedio que encarar la producción nacional, sea independien¬te o directamente por la estación de televisión. Cuando encaramos el proyecto ‘¡Hola Gente!’ lo hicimos sabiendo que teníamos que generar un producto, no tanto pensando en competir con otras señales nacionales sino en competir con un conjunto de señales no sólo nacionales” .
Si se mira correctamente la producción nacional compite, más que por precio, por retorno. “Lo caro y lo barato siempre es relativo. Todo pasa por el retorno en au-diencia y en la captación publicitaria que generen esos programas. El costo de un programa producido en el país es más alto que el de uno adquirido en el extranjero. Lo que se está dando ahora es que la ca¬pacidad de generar retorno publicitario es muy superior en un programa producido en el país que en uno pro¬ducido en el extranjero, siempre y cuando nos movamos creativamente” .
Este fenómeno de “nacionalización” aparece asociado a otro: la creciente “argentinización global” de la pantalla. “Este hecho en apariencia contradictorio, encuentra un sustento lógico en la transformación que desde fines de los años ochenta viene operando en el mercado audiovisual argentino, donde a partir de distintas asociaciones con los canales privados, las productoras independientes han jugado un rol preponderante en el aumento de la oferta y de este modo facilitaron el acceso a nuevos productos televisivos”.
“La compra del ‘paquete de programación’ mejora a su vez los costos de los canales uruguayos, de modo tal que entrado los años noventa un nuevo fenómeno pudo observarse en la programación: la alineación casi a modo de repetidora con los principales canales de la capital argentina” .
El movimiento ascendente de la programación nacional quiebra el proceso de argentinización, “pasando a ocupar progresivamente aquellos espacios de TV argentina cuyos formatos eran factibles de realizar en nuestro país” .
Segunda aproximación: la programación en 2002
La oferta de programación de los cuatro canales abiertos de Montevideo –y cabecera de la red nacional de televisión- se componía en 2002 de un 54,2% de programas de origen nacional y un 45,8% de origen extranjero; si sólo consideramos los 3 canales privados las proporciones eran respectivamente 44,4% y 55,6%.
Cuadro No. 5.3
Programación de origen nacional y extranjero en la televisión abierta de Montevideo
(como % del total de horas emitidas)
Canales Nacional Extranjera
Canal 4 40,5% 59,5%
Tveo 86,5% 13,5%
Canal 10 41,7% 58,3%
Canal 12 51,1% 48,9%
TOTAL 54,2% 45,8%
Fuente: Análisis propio de la programación en base a muestra de abril y setiembre de 2002
O sea que se mantiene el crecimiento del peso de la programación de origen nacional. Pero esa programación se concentra en producciones de baja inversión y que, salvo casos excepcionales, no difunden las creaciones artísticas y culturales nacionales.
Para analizar esta oferta, clasificamos las producciones en los siguientes cuatro grupos:
Inversión - Empleo
Contenidos
culturales
Bajos
Baja Alta
Magazine
Periodístico
Agropecuario
Deportivo
Lúdico
Interés gral.
Entretenimiento
Humorístico
Infantil
Informativo
Altos
Musical
Magazine cultural
Cultural
Novela
Cine
Serie
Documental
La oferta de los cuatro canales abiertos de Montevideo se distribuye del siguiente modo entre estos grupos, en función del origen de la programación:
• De cada 100 horas de programación, 0,1 –o sea el 1 por mil- corresponden a producciones culturales nacionales que implican una alta inversión. Destaca, como caso único, el de las telenovelas difundidas por el canal 4 en los últimos años: “A cara o cruz”, “El año del dragón”, “Mañana será otro día” y “Constructores”.
• 11,1 corresponden a informativos nacionales.
• 5,2 a programas nacionales, de baja inversión, que difunden creaciones artísticas y culturales nacionales (programas musicales, magazines culturales, etc.).
• 37,8 es programación nacional, de baja inversión y que no implica difusión cultural y artística nacional: programas de entretenimiento, lúdicos, deportivos, etc.); otro 10,1 es programación del mismo tipo pero de origen extranjero.
• Las producciones culturales y artísticas que implican una alta inversión (películas, novelas, etc.) que se difunden en la televisión de Montevideo son de origen extranjero y ocupan el 34,2% de la oferta de programación.
Cuadro No. 5.4
Clasificación de la oferta de programación televisiva
(en porcentaje del total de horas de programación)
Inversión - Empleo
Baja Alta
Nacional Extranjera Nacional Extranjera
Contenidos
culturales
Bajos
37,8
10,1
11,1
Altos
5,2
1,3
0,1
34,4
Fuente: Análisis propio de la programación en base a muestra de abril y setiembre de 2002
O sea que los canales abiertos uruguayos se definen por una posición básicamente intermediaria e importadora de productos extranjeros y por la producción o co-producción de contenidos con bajo o nulo valor agregado cultural y que implican muy bajas inversiones por producto.
Se ha construido, entonces, una televisión nacional con la infraestructura de una televisión provincial, con un mínimo equipamiento para algunos espacios propios y el recurso principal al encargo. Las inversiones se dirigen sobre todo al derecho de antena. Se trata de una televisión netamente distribuidora y exhibidora, que no compite como industria sino como intermediaria en la distribución de programas. Con este modelo, la televisión no es una “fábrica de programas” sino un gran “supermercado” de contenidos simbólicos.
El siguiente cuadro presenta un detalle mayor de la programación, en función de los géneros ofrecidos: interés general (14,4%), novela (12,5%), informativo (11,1%), cine (10,9%), serie (10,2%) e infantil (9,7%).
Cuadro No.5.5
Oferta de TV por géneros
(en % de las horas totales de emisión)
Géneros
% de la programación
Interés general 14,4
Novela 12,5
Informativo 11,1
Cine 10,9
Serie 10,2
Infantil 9,7
Entretenimiento 5,5
Deportivo 4,5
Magazine 4,2
Cultural 4,1
Periodístico 3,6
Agropecuario 2,2
Magazine cultural 2,1
Lúdico 1,9
Documental 1,0
Humorístico 0,8
Musical 0,7
S/D 0,6
Reality Show 0,4
Fuente: Análisis propio de la programación en base a muestra de abril y setiembre de 2002
Esta forma de medición nos dice sólo cuantas horas de programación –de cada tipo- fueron emitidas. Pero nada nos dice sobre la difusión real de unos u otros tipos de programas. Esta difusión real depende de cuántos espectadores tuvo cada hora de emisión de cada tipo de programación.
Frente a esta oferta ¿cuál es la demanda? ¿cómo responde el público potencial?
Si medimos la cantidad de espectadores –y un espectador se repite tantas veces como programas distintos ha observado en el período de estudio-, el 54,5% ha optado por programas de origen extranjero y 45,5% por programas de origen nacional .
0tra aproximación consiste en combinar el tiempo de difusión con el rating en cada instante del tiempo , multiplicando las horas de cada tipo de programación por el público de cada programa.
Los programas de origen extranjero alcanzaron una difusión del 57,9% de la programación ponderada por el número de espectadores y los nacionales una difusión del 41,1%. Dos años atrás, una medición similar dio que las proporciones entre nacional y extranjero eran del 65,8% y 34,2% respectivamente.
De cualquier modo, los programas nacionales que implican difusión de la cultura y el arte nacional, sea con producciones de alto o bajo costo, apenas representaron el 3,9% de la programación –según el alcance de público alcanzado.
En suma, las obras con valor agregado cultural nacional fueron apenas el 6,2% de la oferta de programación, el 5,1% del número de espectadores y el 3,9% del público ponderado por el tiempo de exposición a la TV.
Cuadro No. 5.6
Oferta y demanda de programación televisiva
(en porcentaje del total de horas de programación de cada tipo de programa ponderadas por el número de espectadores)
Inversión - Empleo
Baja Alta
Nacional Extranjera Nacional Extranjera
Contenidos
culturales
Bajos
27,1
11,0
11,9
Altos
2,8
0,9
0,1
46,1
Fuente: Análisis propio de la programación en base a muestra de abril y setiembre de 2002
5.2.2. Programación de la televisión para abonados
Las primeras emisoras de TV cable que se instalaron en Uruguay, emitían películas de video, y progresivamente fueron incorporando señales extranjeras que levantaban a través de antenas parabólicas. Hoy en día, la mayor parte de la oferta de la televisión para abonados corresponde a señales extranjeras.
Para pasar una señal extranjera, las emisoras de TV cable deben pagar al representante de la señal (el "originador") determinada cifra mensual por cada abonado. Algunas señales se encuentran sin codificar, y son de libre acceso, caso de Bandeirantes o de O Globo, otras como las europeas de servicio público, como la RAI, la TVE, la Deutsche Welle, etc., basta solicitar el permiso para que en general se puedan emitir sin costo, o al menos a un costo muy reducido. El resto de las señales tienen costos variables: las señales científicas tipo Discovery son las más baratas; las señales de deportes, las de dibujos animados y películas TNT, le siguen en valor; las de cine, en general las más vistas, son las más caras.
Los precios varían mucho según la negociación que logre el emisor con el originador. Los acuerdos normalmente son por dos años. No sólo el tener muchos abonados puede permitir obtener mejores precios, es común que al comenzar una nueva empresa, los originadores le otorguen precios promocionales para permitirle su expansión, los que luego son ajustados a medida que la emisora se aproxima a lo que se prevé como su "techo" de abonados.
Para los canales del Interior independientes, el precio por el pago de señales suele representar entre un 30 y un 40 % de la facturación de la empresa.
Equital, como ya se señaló, suele negociar con canales extranjeros y compra un paquete de señales para todo el país, que revende a los canales del Interior.
Las señales de los canales privados abiertos capitalinos sólo se pueden ver por las emisoras asociadas a Equital. La señal de Canal 5 es la única señal nacional que se ve en todos los sistemas de TV para abonados.
En este panorama de limitación a las posibilidades de expresión del arte y la cultura nacionales, por medio de la televisión, destaca el canal municipal de Montevideo: TV Ciudad. Este canal destina la casi totalidad de su emisión a producciones nacionales, tanto de tipo periodístico, como cultural: vídeo clips, documentales, entrevistas a artistas de diversas disciplinas, etc. Una parte de la emisión es producción propia y otra es la difusión de contenidos elaborados por terceros.
TV Ciudad se emite en Montecable, TCC, Nuevo Siglo y TVC. La calidad de su producción determinó que parte de su programación comenzara a emitirse por QP TV Canal 57 de Nueva York, de la Time Warner Cable.
sabes mucho... gracias al internet podes comunicar informacion que rara vez (o mejor dicho nunca) se habla en el resto de los medios (sera que google (blogs,youtube,etc) es tan independiente y permite que se diga casi cualquier informacion??) no se, muchas gracias por comparir esta informacion, saludos
ResponderEliminar